Columna invitada

El comportamiento del agua

La voz y los sonidos que se transmiten al agua tienen una respuesta, con lo cual se interpreta que el agua por su comportamiento puede tratarse de ¡un ser vivo!


Verónica Bracho Alburquerque *

Hola estimados(as) lectores(as), hoy les comparto un caso muy interesante y poco conocido: el comportamiento del agua a través de las palabras y la música, y esto se inició con un científico japonés de nombre Masaru Emoto (1943-2014), quien nos dejó un legado muy controversial respecto de este elemento natural llamado agua.

Este científico dedicó gran parte de su vida a estudiar las moléculas del agua, encontrando hallazgos sobrenaturales a través de su microscopio electrónico y sus más de 10 mil fotografías realizadas con ese aparato, demostrando así que hay una relación y un efecto de las palabras, de las ideas y de la música, con la estructura molecular del agua; es decir, la voz y los sonidos que se transmiten al agua tienen una respuesta, con lo cual se interpreta que el agua por su comportamiento puede tratarse de ¡un ser vivo!

Los “mensajes del agua”, como los llama Masaru Emoto, se iniciaron en 1994, al tomar muestras de agua limpia y congelarlas, y observar que se formaban unas figuras hexagonales bonitas y brillantes. Después, tomó muestras de agua sucia y realizó el mismo procedimiento, encontrando por sorpresa que la imagen era sosa y sin forma. Después de varios años de estudios y experimentos, llegó a la conclusión de que “el agua almacena información, pensamientos y conciencia ante cualquier mensaje que se le dé, y se hace visible en estado de congelación”.

Emoto utilizó en sus muestras música de diversos géneros, encontrando con ello que con la música armoniosa y de bella letra el agua formaba cristales brillantes y formas bonitas; así estudió desde la música de John Lennon, hasta la música de concierto como la de Amadeus Mozart, y con la música estridente como lo es el Heavy Metal o la música con letra triste, para que el agua formara imágenes separadas, sombrías e incluso feas, sin formar cristales.

Lo mismo sucedió con las palabras; al escribir o decirle al agua palabras feas, como “me das asco”, “demonio” y lo contrario, “ángel” “gracias”, el efecto con el agua era el mismo, sin importar el idioma en que se escribiera, ya fuera japonés, español o inglés. Incluso, al impregnar el agua con esencias florales, el agua congelada adquirió cristales en forma de flores.

Este descubrimiento nos lleva a pensar que nuestra energía y nuestros pensamientos llegan a alterar a todo lo que nos rodea, aunque no sea fácil percibirlo.

En su libro “Los mensajes ocultos del agua” (2003), Emoto explicó su técnica y dio a conocer parte de sus fotografías para demostrar sus hallazgos, pero desafortunadamente el cuerpo científico lo rechazó, y no sólo eso, sino que también fue objeto de burlas y cuestionamientos por haber tomado su estudio como algo más emocional que científico, señalando también todas las fallas que tenía su descubrimiento por no apegarse de forma rigurosa a los pasos del método científico experimental.

Así, querido lector (a), queda en usted determinar si cree en este científico japonés o no, pero las fotos de este atrevido y soñador científico dejan a uno sin palabras.

Aquí algunas muestras:


Fuente: https://www.facebook.com/biolifepurificatuagua/posts/los-mensajes-del-agua-de-masaru-emotoel-japon%C3%A9s-masaru-emoto-ha-estado-llevando-/2808912495848172/
Fuente: https://afrikhepri.org/es/La-memoria-del-agua-del-dr-masaru-emoto./

Referencias:

Masaru, Emoto. (2010). El agua: Espejo de las palabras. Editorial Sirio.

Ellyard, Lawrence. (2008). El espíritu del agua. Ediciones Obelisco.

* Socióloga y doctora en investigación educativa

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