Columna invitadaEconomía y Finanzas

Comercio electrónico en México gana terreno ¿para bien?

PONGAMOS TODO EN PERSPECTIVA. Durante seis años consecutivos el sector ha crecido a doble dígito, alcanzando en 2024 un valor de 789 mil 700 millones de pesos


🖋 Carlos Villalobos

El comercio electrónico en México se ha convertido en un gigante que pocos vieron venir y es que durante seis años consecutivos el sector ha crecido a doble dígito, alcanzando en 2024 un valor de 789 mil 700 millones de pesos, de acuerdo con los más recientes datos de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO).

Sin embargo, más allá de la euforia por las cifras, es momento de preguntarnos si este crecimiento es realmente sostenible o si estamos frente a una burbuja digital que podría estallar en cualquier momento.

México ha logrado posicionarse entre los 15 países con mayor participación del canal online en ventas minoristas, alcanzando un 14.8% del total. Lo anterior significa que una porción importante del consumo nacional ya depende de plataformas digitales, pero lo verdaderamente interesante es cuando nos percatamos que este auge no solo se debe a las grandes empresas tecnológicas, sino también a la inclusión de sectores tradicionalmente excluidos del comercio digital.

El crecimiento del pago en efectivo en cadenas comerciales, que ya representa el 26% de las transacciones digitales, ha permitido que personas no bancarizadas participen en esta revolución digital.

Este fenómeno es positivo en términos de inclusión financiera, pero también expone una fragilidad evidente: ¿cómo sostener un crecimiento digital que sigue dependiendo, en gran medida, del efectivo?

El contexto macroeconómico también genera incertidumbre, ya que actores como el encarecimiento del dólar o la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos podrían desacelerar el ritmo del e-commerce en México, afectando directamente el poder adquisitivo de los consumidores, esto sin contar si se suma la amenaza latente del fraude digital, que crece a la par del comercio electrónico.

Y aquí es donde la brecha de alfabetización digital se convierte en un problema crítico, esto debido a que mientras el e-commerce se diversifica, millones de consumidores carecen de los conocimientos básicos para identificar fraudes, proteger sus datos o reconocer prácticas seguras de compra en línea.

La AMVO revela que el 49% de los compradores digitales en México ha experimentado algún intento de fraude, evidenciando que el crecimiento del sector no solo depende de plataformas eficientes, sino de una población digitalmente preparada.

La ciberseguridad, en este contexto, ya no es solo una medida preventiva, sino una condición indispensable para garantizar que el comercio electrónico crezca de forma segura. Las empresas tienen el desafío de implementar tecnologías más robustas que protejan la información de los usuarios, pero también deben asumir la responsabilidad de educar a sus consumidores.

El auge del comercio electrónico en México ha demostrado ser un factor clave en el crecimiento económico del país, pero no se puede ignorar que este camino también está lleno de riesgos. Si el sector no invierte en educar a sus consumidores y en fortalecer sus sistemas de seguridad, esa burbuja digital que hoy parece imparable podría convertirse en el detonante de una crisis que, como tantas otras, afectaría principalmente a los sectores más vulnerables.

El futuro del e-commerce en México no solo depende de su capacidad de innovar, sino de su compromiso por construir un ecosistema digital seguro, inclusivo y sostenible. El tiempo dirá si el mercado logró consolidar un crecimiento genuino o si, como muchas burbujas antes, está condenado a reventar.

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