Las diferencias educativas entre las culturas oriental y occidental en el siglo XXI (parte 5)

“Lo que no sabes, lo que no haces y lo que no eres, es que aún no lo has aprendido”: Dr. Christian Gabriel Ríos Rodríguez (director general de ICE México)
David Moisés Terán Pérez *
Estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada semanal. Buenos días. Le deseo a ustedes como ya es nuestra costumbre semanal ¡un extraordinario, productivo, genial, excelente y muy feliz martes! Hoy continuamos desarrollando contenido para esta muy interesante saga. La semana pasada dejamos el tema en la reflexión sobre el concepto de cultivo concertado, y su(s) efecto(s) positivo(s) en las familias que deciden utilizarlo.
Continuamos. Los estudiantes de China o de la India acuden a centros de educación nocturnos, no para aprobar, sino para subir sus calificaciones. En Corea del Sur, sólo el 5% de los mejores expedientes académicos logra impartir clases.
El sistema educativo japonés, pone énfasis en la actividad en grupo, en la disciplina, en la cooperación y el cumplimiento de las normas. Y en Singapur, las escuelas de oficio(s), son la “Joya de la Corona”. Éstas, son solamente algunas características de la enseñanza en los países asiáticos, que despuntan en las evaluaciones de la prueba PISA, ganándole muchos puestos a Occidente, a potencias económicas como: Los Estados Unidos de América, el Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia; e incluso, Alemania. Los sistemas educativos de 10 en PISA, combinan la apuesta por la inversión pública como Corea del Sur, con la cultura de la competencia y la excelencia académica, con evaluaciones externas, con la exigencia en la formación del profesorado, y en la autonomía de los centros educativos. A continuación, se presentan las seis razones por las que el Oriente le gana al Occidente en sus procesos educativos:
- Evaluaciones externas y autonomía de centros: Las evaluaciones externas, sirven para conocer el funcionamiento de los centros, las prácticas docentes, para detectar a tiempo problemas en el aprendizaje y, es una manera de rendir cuentas. También, es una manera de obtener un título para seguir avanzando en el sistema educativo. Es el caso de Japón, donde los estudiantes tienen que someterse a varios exámenes, para acceder a los institutos y a las universidades. En cambio, en Corea del Sur, las evaluaciones son más orientativas y, tienen poca influencia en la toma de decisiones. Mientras que en los Estados Unidos de América se han establecido en estas pruebas, fuertes lazos entre la financiación de los centros, y los resultados de la evaluación, lo que puede ser negativo, si se magnifican las conclusiones de estas pruebas y, no se tienen en cuenta las características sociológicas y/o demográficas de un territorio. La autonomía de los centros, se constata en el ámbito universitario, donde los centros utilizan la actividad investigadora para financiarse y, para atraer capital humano. China ha firmado más de 1 000 acuerdos con centros extranjeros y, el gobierno permite que 170 universidades extranjeras otorguen títulos.
- La cultura del esfuerzo y la exigencia: Los estudiantes de/en China que van a la academia después de las clases, no lo hacen para aprobar una asignatura, sino para mejorar sus notas y poder aspirar a entrar en una mejor escuela secundaria o a la Universidad. El periodista y escritor argentino Andrés Oppenheimer, que visitó algunos de estos centros en sus viajes por China, la India y Singapur para elaborar el libro: “¡Basta ya de historias!” (publicado en el año 2010 bajo el sello editorial Debate); constató que los estudiantes chinos pueden dedicar 12 horas al día en estudiar y en recibir clases. No obstante, la revista “The Economist” criticó del modelo surcoreano que fuera tan rígido y regulado por los exámenes. Según esta publicación, los estudiantes deben dedicar un tiempo extraordinario al trabajo escolar; mientras que el modelo finlandés es mucho más relajado y flexible.
- La excelencia y el prestigio del profesorado: En Singapur, pueden optar a/por una carrera docente el 30% de los universitarios —que son el colectivo con los mejores expedientes académicos—. Además, una vez que logran una plaza, el puesto no es de por vida, sino que deben someterse a exámenes y controles periódicos de evaluación continua. Además, los docentes reciben en sus primeros años de su ejercicio profesional orientado a la educación, la tutela de colegas experimentados que cuentan con al menos 1 000 horas de formación.
- La Formación Profesional (la Joya de la Corona): En Singapur, donde los niños de Primaria hacen excursiones y van a clases en el extranjero, para conocer otras culturas, sólo el 30% de esos estudiantes acaban en la Universidad. La gran mayoría cursan formación profesional y/o aprenden un oficio en una escuela vocacional. El 40% de los estudiantes van a centros técnicos, y uno de cada cuatro, a las escuelas de oficio de prestigio, porque que se recibe formación completa en unas instalaciones sumamente modernas. La diferencia entre la mentalidad en este país y la de los países occidentales, como España, es que la formación profesional se considera también un éxito educativo. En los institutos técnicos, donde estudia el 40% del alumnado, se preparan “graduados para la industria”. Estos centros, ofrecen carreras de dos años, pero la mayoría de los alumnos estudian un tercero, para hacer prácticas en empresas reconocidas, y que les dan una remuneración acorde. Se entrenan antes de saltar al mundo laboral. Es tan distinta la concepción sobre estos centros con respecto a España, Portugal, Grecia o Italia, que estos politécnicos son centros de prestigio, y están generando patentes comerciales, que reportan ingresos para entrenar a profesores y a estudiantes en la innovación.
- Una dura competencia: El gaokao, es el examen de acceso a la Universidad en China. Se trata de una prueba que paraliza al país, y que tiene tal importancia, que suspenderlo, puede significar una deshonra para el estudiante y su Familia. Los jóvenes chinos se preparan para este examen desde muy pequeños, y sufren una gran presión de un sistema educativo competitivo, y que apuesta por la meritocracia. Sus padres tienen depositadas todas sus esperanzas en su único hijo, por lo que esperan que no falle. Durante los días de los exámenes, las oficinas abren más tarde de lo normal, para no entorpecer el tráfico; y las ambulancias intentan que no se oigan sus sirenas cerca de las aulas. Gurús de la enseñanza, reconocen positivamente el culto al estudio en China, pero advierten de que esta cultura debe tener un límite. Muchos estudiantes viven situaciones de estrés y de ansiedad que pueden ser muy peligrosas, hasta el punto de llevarles al suicidio.
- La cultura de la educación en la sangre: Las familias de China o de la India, no dudan en invertir todo su dinero en la educación de sus hijos. En Corea del Sur, los hogares dedican el 30% de sus ingresos en pagar clases y profesores de refuerzo. La gente vende sus ranchos y propiedades, para que sus hijos tengan una educación de diez. Muchos padres ahorran toda su vida, para que sus hijos puedan estudiar el mejor inglés posible. A veces, los mandan al extranjero unos años. Los padres visitan como media, ocho veces al año el colegio de sus hijos, y participan de forma voluntaria en actividades; por ejemplo, ordenar el tránsito en los accesos y/o colaborar en la gestión de la biblioteca. Otro ejemplo es Singapur, un país de 4.6 millones de habitantes, que ha pasado en cuatro décadas, de ser una economía agrícola, a un motor financiero y de innovación. Los billetes en este país llevan como palabra impresa “educación”. El reconocimiento social de la educación se puede ver en los centros comerciales, que incorporan bibliotecas, y/o la gran cantidad de tutorías privadas, donde los padres llevan a sus hijos para reforzar contenidos y mejorar el aprendizaje de sus pupilos.
Hay mucho que aprender de la cultura oriental, para aplicar ese conocimiento en la educación mexicana; en donde priva el desorden, la irresponsabilidad, la negligencia, el conformismo, la estulticia, la mediocridad; y todas las actitudes negativas por parte de los estudiantes de los tres niveles. Urge en verdad, un cambio en la mentalidad del estudiantado mexicano, hacia su formación escolar; porque mientras un estudiante chino está doce horas en clases al día, el estudiante mexicano se queja porque tiene que asistir a la escuela entre cuatro y seis horas diariamente. ¡Es inconcebible! (Continuará…)
Referencias:
Oppenheimer, Andrés. (2010). ¡Basta ya de historias! México: Debate.
Oppenheimer, Andrés. (2018). ¡Sálvese quien pueda! México: Debate.