Columna invitada

Las diferencias educativas entre las culturas oriental y occidental en el siglo XXI

Se tarda menos en hacer una cosa bien, que en explicar por qué se hizo mal”: Henry Wadsworth Longfellow


David Moisés Terán Pérez *

Estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada semanal. Buenos días. Les deseo a ustedes como ya es nuestra bonita y sana costumbre semanal ¡un extraordinario, productivo, genial, excelente y muy feliz martes! Hoy continuaremos desarrollando contenido para esta muy interesante, entretenida, amena y sugerente saga.

Comenzamos: las universidades latinoamericanas se encuentran en los últimos puestos de los rankings internacionales de las mejores universidades. Por ejemplo, en el año 2013, no había una sola universidad latinoamericana entre las 100 mejores del mundo, en ninguno de los tres principales rankings internacionales, a pesar de que varios países de la región están en el G-20 —el grupo de las economías más ricas del mundo—, y de que Brasil fue la sexta economía mundial, y México la catorceava, en ese año. Los tres rankings —que miden, entre otras cosas, el porcentaje de profesores que tienen doctorados, la cantidad de trabajos publicados en revistas científicas internacionales (es decir, revistas arbitradas e indexadas), y el número de patentes registradas—, coinciden en colocar a las universidades de los Estados Unidos de América en la mayoría de los 10 primeros puestos, y colocan a varias instituciones de educación superior de Singapur, de China, de Corea del Sur, y de otros países emergentes de Asia; en los primeros 50 puestos. Las universidades latinoamericanas, en cambio, comienzan a aparecer detrás del puesto número 100, y se pueden contar con “los dedos de una mano”.

Por ejemplo, en el ranking del Suplemento de Educación Superior de la Revista “Times” —el pionero de este tipo de estudios—, la primera universidad latinoamericana que aparece es la de São Paulo Brasil, en las instituciones agrupadas entre los puestos 226 y 250 (The World University Rankings, 2013). En el segundo ranking, conocido como: “Ranking QS de las mejores universidades del mundo”, la primera Universidad Latinoamericana que figura también es la de São Paulo, pero en el puesto 127 (QS Ranking of World’s Best Universities, 2013).

El tercer ranking, hecho por la Universidad Jiao Tong de Shanghai, China, coloca como las universidades latinoamericanas mejor situadas a la de São Paulo, en el grupo de las universidades agrupadas entre los puestos 101 y 150, y a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y a la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el grupo de instituciones agrupadas entre los puestos 151 y 200 (Ranking de las mejores universidades del mundo de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, China, 2013). Y si la pregunta es: Y, en la actualidad (2023) casi ya 10 años después de ese primer ranking, ¿cómo están ubicadas las 5 mejores universidades latinoamericanas en dicho ranking mundial? La respuesta es esta: La Universidad de São Paulo, en Brasil, está en el lugar 43; la Universidad Nacional Autónoma de México, en México, está en el lugar 157; la Universidad Estadual Paulista “Julio de Mesquita Filho”, en Brasil, está en el lugar 268; la Universidad Estadual de Campinas, en Brasil, está en el lugar 335; y, la Universidad Federal do Rio Grande do Sul, en Brasil, está en el lugar 350 (Scimago Intitutions Rankings, 2022). Como podemos observar casi 10 años después del reporte inicial, las universidades latinoamericanas continúan en los mismos lugares.

Por otra parte, la revista Scientific Reports —publicación de investigaciones de la revista Nature—, una de las revistas más prestigiosas en círculos académicos mundiales, publicó en el año 2020, un mapa mundial de las ciudades más importantes en investigación científica. En esa publicación, no había ninguna ciudad latinoamericana en ese mapa. Es decir, los países latinoamericanos y sus ciudades, no aparecieron. A pesar de todas las especulaciones sobre el ascenso de los países emergentes; el mapa mostraba el hemisferio Norte del planeta lleno de luces, y el Sur, totalmente oscuro. Era un mapa especialmente significativo, porque no se trataba de la opinión subjetiva de los editores de la revista, sino de un estudio basado en más de 500 000 artículos y citaciones científicas provenientes de más de 3 500 ciudades de todo el mundo, y publicados en revistas de The American Physical Society en los últimos 50 años.

Según el artículo que acompaña el mapa, el porcentaje de estudios de Física originado en los Estados Unidos de América, ha caído de 86% del total mundial, en la década de 1960, a menos de 37% en la actualidad, pero los Estados Unidos de América, sigue estando a la cabeza del mundo. Boston, Berkeley y Los Ángeles siguen siendo los centros de producción científica más importantes del mundo en la Física; empero, les siguen Tokio (Japón) y Orsay (Francia). La lista de las 20 principales ciudades del mundo incluye a Chicago (EUA), Roma (Italia), Londres (Inglaterra), Oxford (Inglaterra), Berlín y Múnich (Alemania). Sin embargo, no hay ninguna ciudad latinoamericana entre las primeras 100 ciudades productoras de conocimiento científico del mundo, según la publicación.

Una tabla que aparece junto al mapa, detalla que 56% de las 100 primeras ciudades productoras de trabajos científicos del mundo, se encuentra en los Estados Unidos de América y Canadá; 33% en Europa; y 11% en Asia. El mapa mostró que no sólo en materia de patentes —sino también en publicaciones científicas—, los países latinoamericanos y sus ciudades más importantes, no figuran en los principales mapas de la investigación científica. Ahora, ¿qué hace que algunos países sean más innovadores que otros? Hay una constelación de factores —lo que los expertos llaman un ecosistema—, que hace posible la innovación.

Para que pueda existir ese ecosistema, tiene que haber educación de calidad, empresas y universidades que inviertan en investigación y desarrollo de nuevos productos, centros de estudios globalizados que atraigan talentos de todos lados, una interacción constante entre las empresas y las universidades, un ambiente económico que propicie las inversiones de riesgo, una legislación que aliente la creación de nuevas empresas, y una concentración de mentes creativas en la misma ciudad. Pero el factor clave —del que se habla mucho menos, y sin el cual es difícil producir sociedades innovadoras—, es una cultura de tolerancia social con el fracaso individual.

La tolerancia con el fracaso individual es un factor común que —salvo contadas excepciones, como Japón— se encuentra en los principales centros mundiales de la innovación, ya sea en los Estados Unidos de América, en el Reino Unido de la Gran Bretaña, en Alemania, en Francia, en Finlandia o en Israel. La famosa definición que dio el ex primer ministro británico Winston Churchill, de que: “El éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo”, es una de las principales características comunes de las sociedades innovadoras.

Una de las cosas que más llama la atención en Silicon Valley es la naturalidad con que la gente habla de sus fracasos. Muchos de los emprendedores de ese lugar, cuentan voluntariamente acerca de sus fracasos y de sus éxitos, con la misma sonrisa en el rostro. En algunos casos, hablan de sus fracasos con orgullo. Por ejemplo, un joven empresario puede comentar con la mayor naturalidad, que es un creador de software, e inmediatamente agregar —sin que se le pregunte—, que pudo haber iniciado cinco empresas, cuatro de las cuales terminaron en bancarrota. La admisión del fracaso es, una típica carta de presentación de los emprendedores de Silicon Valley. Es decir, en Silicon Valley, cuando se enumeran los fracasos, es como si se estuvieran enumerando diplomas universitarios. Todo el mundo en Silicon Valley, entiende que con cada fracaso se aprende algo, y por lo tanto, se es más sabio que antes. En Palo Alto, California, existe la mayor concentración de innovadores del mundo. Allí, más de 50% de la población del área nació en otro país. En ese lugar, hay una cultura muy diferente a la de la mayoría de los países del mundo, y de gran parte de los Estados Unidos de América. En Nueva York, los banqueros van de traje y corbata, y alardean de sus éxitos —reales o imaginarios—. Mientras que en Silicon Valley, los empresarios más ricos, y los científicos más prestigiosos y prominentes, se visten con pantalones de mezclilla, o bermudas y chanclas; y hablan con la mayor naturalidad de sus fracasos (Oppenheimer, 2014).

Estimadas(os) lectores, ¿qué opinan al respecto? Es el momento de hacer un análisis y una reflexión importante al respecto. Porque debemos aprovechar el capital humano de los jóvenes de los países latinoamericanos, ya que este bono no volverá a presentarse en el corto y en el mediano plazo(s) en nuestros países. (Continuará…)

Referencias:

Oppenheimer, Andrés. (2014). ¡Crear o morir! La esperanza de Latinoamérica, y las cinco claves de la innovación. Nueva York, EUA: Random House LLC.

Scimago Intitutions Rankings, (2022). International ranked institutions report. Recuperado de: https://www.scimagoir.com/rankings.php?sector=Higher+educ.&country=Latin%20America (Consultado en Febrero del 2023).

Shanghai Ranking. (2013). Ranking de las mejores universidades del mundo de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, China. Recuperado de: http://www.shanghairanking.com/ARWU2013.html (Consultado en Febrero del 2023).

Times Higher Education. (2013). The world university rankings. Recuperado de: http://www.timeshighereducation.co.uk/world-university-ankings/compareuniversities (Consultado en Febrero del 2023).

Top Universities. (2013). QS ranking of world’s best universities. Recuperado de: http://www.topuniversities.com/university-rankings/world-university-rankings/2013 (Consultado en Febrero del 2023).

* Ingeniero Mecánico Electricista por la UNAM. Especialidad en Habilidades Docentes por la UNITEC. Maestro en Microelectrónica por la Université Pierre et Marie Curie de París. Maestro en Alta Dirección por el IPADE. Maestro en Ciencias de la Educación por la UVM. Doctor en Educación por la UPN. Académico en la UNAM por 30 años. Director de los Centros Autorizados de Servicio (CAS) en Hewlett-Packard de México. Líder de Proyecto Eléctrico en Siemens México. Autor de siete libros publicados por Alfaomega Grupo Editor. Dos títulos más en la Editorial Umbral. Además de ser conferencista nacional e internacional. Actualmente, es el CEO del Centro Evaluador en Competencias Laborales “Liderazgo en Certificación”, LICERT S.A.S. de C.V., avalado por el CONOCER y la SEP, con URL www.licert.com.mx. Correo electrónico: dmtp040964@gmail.com.

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