Columna invitadaSociedad

Una bocanada de aire fresco

Tuvieron que pasar más de 100 años para que un grupo de estudiantes de la UAEH levantara la voz y manifestara lo que a escondidas se sabía


Verónica Bracho Alburquerque *

¡Hola, Hola! Estamos entrando a la época más bonita del año, el mes de octubre, con sus colores terracotas, sus bellas lunas y las fiestas tradicionales del estado (la Feria de San Francisco y el Festival del Paste, entre otras festividades) y el Festival del Cine Francés, al que como siempre no dan la difusión que amerita, en fin…

Hoy, titulo este artículo como “Una bocanada de aire fresco” porque es lo que me genera el movimiento estudiantil de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, el cual se inició en la Escuela de Artes el 29 de agosto.

Es un evento muy importante, porque en los 151 años de la historia educativa de esta institución nunca se había presentado una manifestación estudiantil. ¡Y vaya que históricamente se han presentado problemáticas y vivencias, para que en años pasados se hubieran organizado marchas y paros! Pero sucedía que era tal el control que se vivía, que nadie podía manifestarse. Tuvieron que pasar más de 100 años para que un grupo de estudiantes levantara la voz y manifestara lo que a escondidas se sabía.

Este paro, representado por los estudiantes de la UAEH y al que también se les ha unido el Instituto Tecnológico de Pachuca, es el resultado de la búsqueda de un cambio radical en el interior de las aulas universitarias y en la sociedad.

Es la búsqueda de una sociedad más digna y más justa, y al hacerlo, sin darse cuenta, lo están viviendo a través de los días del paro de labores que se lleva a cabo, encontrando entre ellos mismos, el apoyo, la simpatía, la cohesión, el compañerismo, la solidaridad, la empatía y una amistad entre ellos y ellas, que nunca olvidarán. Y sobre todo que esta juventud tiene valentía y principios que se creían nulos ante la llamada “generación de cristal”.

Los catedráticos también los apoyan, pero no lo pueden hacer abiertamente por las represalias que puedan tener en su trabajo, pero simpatizan con ellos, y gracias a este movimiento la sociedad conoce que también los derechos de los catedráticos, como trabajadores, son violados, pero esto desafortunadamente no es un hecho aislado, la problemática del profesorado a nivel licenciatura y postgrado a nivel nacional e internacional es la misma debido al conflicto de intereses que provoca el tema de las pensiones, pero no es válida la manera tan grosera en que se ejecutan tales actos administrativos.

También la población los apoya, ya que diariamente las personas les llevan comida y les platican sus casos personales, como la madre que tuvo dar de baja de la universidad a una de sus hijas por acoso sexual, otros recordando sus días de universitarios, otros contando las buenas experiencias que tuvieron con sus docentes. Hay de todo.

Esperemos que las negociaciones se realicen con respeto de ambas partes (directivos-estudiantado) y que este paro sirva para que escuchen a sus estudiantes. Los oídos sordos y el abuso de autoridad no llevan a nada bueno.

¡Por una universidad libre!

* Socióloga y doctora en investigación educativa

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