La mentalidad finita e infinita en la vida y en los negocios en el siglo XXI (parte 3)
“La educación formal y escolarizada le permitirá ganarse la vida; la educación autodidacta le hará ganar una fortuna”: James Emanuel Rohn
David Moisés Terán Pérez *
Buenos días estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada. Como siempre, que tengan un extraordinario martes. Hoy continuaremos desarrollando el interesantísimo tema de los juegos infinitos. La semana pasada establecimos que este día estudiaremos cómo liderar con una mentalidad infinita; para ello hay tres factores que deben ser considerados cuando se decide cómo es que se quiere liderar una organización y/o una unidad de negocio(s):
- No podemos elegir si un juego en concreto es finito o es infinito.
- Podemos elegir si queremos entrar o no entrar en el juego.
- Y, en caso de entrar en el juego, podemos elegir si queremos jugar con una mentalidad finita o con una mentalidad infinita.
Derivado de los puntos anteriores, si una persona decide entrar en un juego finito, esa persona acepta en jugar de acuerdo con la normatividad adecuada y prestablecida, con la finalidad de aumentar sus posibilidades de “ganar”. Por otra parte, cuando se decide liderar con una mentalidad infinita, más que prepararse solamente para ganar, primero hay que “ponerse en forma”; esto quiere decir, que el entrenamiento es para toda la vida. Es decir, la regularidad tiene más importancia, relevancia, sentido y oportunidad, que solamente poner intensidad. De una manera más simple, esto se denomina: Disciplina constante. Ahora, siguiendo este argumento, el líder que desee adoptar y utilizar en su organización la mentalidad infinita, debe seguir cinco acciones o prácticas fundamentales, las cuales son:
Promover una causa totalmente justa. Una causa justa, es una visión específica de un estado futuro que aún no existe. Es decir, es un estado futuro tan atractivo, hermoso y dinámico, que las personas están dispuestas a “sacrificarse” para ayudar a que se avance hacia ese futuro. A esto también se le conoce como el binomio precio-promesa; y significa que la gente está dispuesta a pagar el precio (en disciplina, tiempo y trabajo); porque puede ver la promesa (el resultado de aplicar su disciplina, su tiempo y su trabajo). En conclusión, la causa justa en la que nos comprometemos a trabajar, es simplemente, lo que le da sentido a lo que realizamos; y también, le da sentido a nuestra propia vida. Es nuestro por qué; es decir, esa causa justa, es lo que nos inspira a seguir jugando de manera infinita. Finalmente, una causa justa:
- Está a favor de algo, es afirmativa y optimista.
- Es inclusiva, está abierta a todas las personas que quieran contribuir a dicha causa.
Construir equipos de trabajo con absoluta confianza y lealtad a la causa. Hay una enorme diferencia entre un grupo de personas que trabajan juntas; así como en un grupo de personas que confían entre ellas. En el grupo de quienes trabajan juntos, las relaciones son mayoritariamente del tipo transaccional, basadas en un deseo mutuo de conseguir hacer las cosas. Mientras que cuando se trata del segundo grupo (el que está basado en la confianza), se trata de una situación emocional (la confianza lo es). Por lo que, un equipo de confianza es esencial para el efectivo desempeño de/en una organización. Esto debido a que si hay vulnerabilidad, es factible pedir y recibir ayuda del equipo de trabajo; además, al haber absoluta confianza y lealtad dentro del grupo, la gente no necesita mentir u ocultar las cosas. Todo marcha relativamente sin contratiempos; y si se presentan situaciones emergentes, pueden resolverse óptimamente, a través del compromiso del equipo.
Estudiar, analizar y conocer lo mejor posible a sus “rivales”. Un digno rival es cualquier otro jugador que entra al juego y, además, es un rival digno de comparación. Este rival, puede ser un jugador de nuestro sector o de cualquier otro. No debe importarnos si dicho rival juega con una mentalidad finita o una mentalidad infinita; siempre y cuando, nosotros siempre juguemos con la mentalidad infinita correcta. Entonces, al margen de quién sea ese digno rival o de dónde se encuentre, el quid (aspecto en que reside la importancia de algo, o en qué consiste su dificultad) es que hace una cosa (o varias) de una manera tan extraordinaria, como lo hacemos nosotros. Parece contradictorio, pero siempre debemos elegir a nuestros dignos rivales, de entre aquellos, que sean mejores que nosotros, eso nos hará estar siempre en mejora y aprendizaje continuos. Sepamos escoger nuestras “batallas” con los mejores, para que el nivel de exigencia sea tal, que nuestras capacidades sean las mejores. Y como dijo Jim Rohn: “Si quiere ganar más, debe hacer y aprender más”. Lo importante, es en lo que nos convertimos en el proceso de ser cada vez mejores en nuestras profesiones y/o en nuestros negocios.
Prepararse para una flexibilidad existencial. Es la capacidad de aplicar una disrupción extrema a/en un modelo de negocio y/o curso estratégico, para promover una causa justa de manera totalmente efectiva. Es en concreto, la valoración de la mentalidad infinita de un jugador de lo impredecible, lo que permite hacer este tipo de propuestas y de cambios asociados. Donde un jugador de/con mentalidad finita tiene miedo para hacer cosas nuevas, audaces y/o perturbadoras, un jugador de mentalidad infinita, simplemente las disfruta. En conclusión, el líder con mentalidad infinita, es sumamente flexible y sensible a lo que el entorno le ofrece en tiempo real, para analizar-sintetizar-tomar decisiones de manera efectiva, en pro de la causa justa.
Demostrar valentía, creatividad, innovación y responsabilidad absoluta para liderar la organización. La valentía para liderar, es la voluntad de asumir responsablemente los riesgos por el bien de/en un futuro desconocido. Y por supuesto que esos riesgos son reales. Esto significa que deben tomarse decisiones a largo plazo. En conclusión, la valentía para liderar con una mentalidad infinita, es la voluntad de cambiar del todo, nuestra percepción de cómo funciona el mundo, los negocios, la sociedad, la familia y nosotros(as) mismos(as). En la práctica, muchas personas han perdido sus empleos, por ser audaces, disruptivos, innovadores y creativos en sus propuestas; empero, han asumido esa situación, y con resiliencia, regresan al campo de batalla a librar sus mejores luchas; y generalmente: ¡Triunfan! No saben contemporizar. Bien por ellos(as).
Hemos llegado al final de esta pequeña saga. Deseo que el tema haya sido de su completo agrado y que ajustemos nuestro desempeño laborar a esta propuesta de mentalidad infinita. Gracias, y nos leemos la próxima semana con un tema (saga) nuevo. Saludos. (Continuará…)