
• La organización pidió al alcalde Jorge Reyes eliminar la “cultura de las represalias”; cuando los trabajadores exigen respeto, “la respuesta es un acta administrativa”
🖋 La Verdad Hidalgo – PACHUCA
El Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Municipio de Pachuca (SUTSMP) hizo un llamado al alcalde Jorge Reyes Hernández, así como a sus secretarios, directores, jefes de departamento y encargados de área, para que detengan la persecución laboral, eliminen la “cultura de las represalias” y garanticen espacios seguros para el trabajo, la expresión y la denuncia.
En un comunicado dirigido a la ciudadanía, la organización manifestó que en la totalidad de las secretarías e institutos que integran el ayuntamiento “se está volviendo costumbre” que los superiores recurran a la amenaza, la represalia y la intimidación como método de control.
“Cuando se levanta la voz para señalar una injusticia, la respuesta no es el diálogo, sino la advertencia, y cuando nosotros como trabajadores bajo su cargo exigimos respeto, la respuesta es un acta administrativa”, subrayó el SUTSMP.
“Esto no es liderazgo, esto es abuso de poder y no lo vamos a permitir”.
El organismo sindical consideró que ningún trabajador debería temer perder su empleo por expresar sus ideas o sus incomodidades, ni sentirse vigilado y expuesto por exigir condiciones dignas.
“Y nadie, absolutamente nadie, debería sentirse amenazado por ejercer un derecho tan básico como la libertad de expresión, la libertad de opinar, de denunciar lo injusto, de proponer mejoras. No es pedir privilegios: es exigir derechos humanos y laborales, porque un entorno donde reina el miedo no es productivo, no es justo y no es sano”.
El SUTSMP consideró que los superiores que infunden temor deben saber que el respeto no se impone con gritos, amenazas y actas, sino se gana con el ejemplo.
No obstante, agregó, “a quienes hoy sienten temor les recordamos que no están solos, porque en nuestro sindicato cuando uno alza la voz todos nos unimos, el miedo se rompe con solidaridad”.
Además, manifestó que estas prácticas no son solo injustas, sino también ilegales “y profundamente dañinas para nuestra salud emocional, nuestro clima laboral y nuestra dignidad como trabajadores”.