El Sistema Nacional de Competencias: una alternativa para el desarrollo económico de las personas en México (parte 4)

“Muchas personas brillantes creen que las ideas mueven montañas. Pero las excavadoras mueven montañas; las ideas, muestran dónde deberían ir las excavadoras a trabajar”: Peter Ferdinand Drucker
David Moisés Terán Pérez *
Estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada semanal, le saludo cordialmente, esperando se encuentren extraordinariamente bien. Hoy continuaremos desarrollando el tema que trata el Sistema Nacional de Competencias. En esta ocasión, sólo trataremos lo relacionado a la movilidad social y dejaremos para la siguiente semana el tema de las habilidades rentables.
Dos temas importantes y correlacionados entre sí, porque para tener movilidad social ascendente es prioritario desarrollar habilidades rentables que le permitan a las personas de los niveles socioeconómicos más bajos (D y E) aprender y desarrollar esas habilidades, de tal manera que una vez aprendidas y dominadas le permitan a las personas insertarse en el mercado laboral para desempeñarse en una organización y/o por cuenta propia. Comenzamos.
¿Qué es la movilidad social? La movilidad social según Gargarella (2002): “Es el conjunto de movimientos y/o desplazamientos que efectúan los individuos, las familias o los grupos sociales dentro de un determinado sistema socioeconómico”.
La sociología estudia dicho fenómeno en el marco de las teorías de las clases sociales, la estratificación social, la meritocracia y el estatus social. El origen etimológico de la palabra movilidad es el latín y proviene de la palabra movilitas (móvil) y el sufijo tad, este último usado para definir una cualidad abstracta. La palabra social proviene del latín sociales, y hace relación a la pertenencia a una comunidad fenomenal. Existen formas de movilidad social: la horizontal y la vertical. En su otro significado, quiere decir en qué medida el logro socioeconómico se hereda. A continuación, se explican los diferentes tipos de movilidad social existentes de acuerdo a Goldthorpe et. al., (1987):
La movilidad horizontal es el paso de los individuos y/o de los grupos de un convenio profesional, de una rama industrial a otra, de un círculo ideológico a otro, sin que esto implique la alteración del estatus social (por ejemplo, un obrero de la construcción que pasa a ser obrero industrial, o un ejecutivo de una empresa de automóviles, que pasa a ocupar un puesto de ejecutivo en un banco).
La movilidad inter-generacional: esta movilidad hace referencia a la movilidad social que se produce entre una generación y la siguiente. Se experimenta cuando los individuos pertenecientes a una familia cambian de profesión con respecto a sus ascendientes (el hijo de un campesino que emigra a la ciudad para ser obrero de baja cualificación), siempre y cuando este cambio no implique un cambio en el estatus socioeconómico de la familia en general.
La movilidad intra-generacional es la movilidad social que sufren los miembros de una misma generación a lo largo de su vida, y que les afecta en su trayectoria laboral.
La movilidad vertical se refiere al cambio de una clase a otra, y puede ser descendente o ascendente. Un obrero de baja cualificación que promociona a un puesto superior de obrero cualificado o de capataz, o el hijo de un campesino que accede a estudios universitarios y se convierte en médico o abogado, ascienden (ascenso social); en cambio, un accionista afectado por una caída bursátil, un rentista afectado por la inflación o un trabajador cualificado que pierde su puesto de trabajo y se ve obligado a un subempleo, tienen un movimiento descendente, desciende de una clase superior a una inferior (descenso social).
La movilidad estructural o forzada se define por la cantidad de movimientos que viene determinada por el cambio de la estructura ocupacional en su conjunto.
La movilidad neta o circulatoria indica la cantidad de movimientos motivados por la circulación de los individuos entre las distintas posiciones en una misma estructura social.
La movilidad absoluta define la movilidad social que viene determinada por los cambios en la estructura de clases. Es la movilidad social total que describe una tabla de movilidad.
La movilidad relativa determina las probabilidades a modo comparativo de formar parte de las distintas clases que tienen los individuos de distintos orígenes sociales. Este tipo de movilidad se mide con los odd ratios, y es una medida de fluidez social.
La movilidad de ocupación territorial: determinados oficios implican desplazamientos de distancias considerables para poder continuar la actividad laboral para las empresas que trabajan a nivel nacional e/o internacional, y por ello, los individuos se ven obligados a realizar una movilidad territorial.
La situación vigente de movilidad social en México puede contextualizarse en el ámbito internacional a partir del estudio: “¿Progreso equitativo? Movilidad económica entre generaciones en todo el mundo” (Banco Mundial, 2018). En cuanto a la educación (aunque en México se observan avances importantes en el nivel alcanzado), el logro educativo de los hijos aún está determinado por el de los padres. En ese sentido, México se situó en la posición 106 de 144 países considerados en el análisis.
A nivel internacional, México es uno de los países con menos movilidad social y con mayor desigualdad socioeconómica. Las perspectivas de movilidad social entre generaciones tienden a ser menores en los países donde la desigualdad es alta (Corak, 2013). Esta relación inversa se representa gráficamente en lo que se conoce como: “La Curva del Gran Gatsby” (Krueger, 2012). La curva muestra que ningún país con niveles elevados de desigualdad, registra alta movilidad social. Por ejemplo, los países nórdicos, en donde la desigualdad es baja, muestran altos niveles de movilidad.
La movilidad social, en general, se refiere a los cambios que experimentan las personas en su condición socioeconómica. Dentro del análisis de la movilidad social se pueden observar los cambios de posición que experimentan los individuos entre los estratos socioeconómicos (movilidad vertical), o al interior de un estrato (movilidad horizontal) (Sorokin, 1959). [A la movilidad vertical también se conoce también, como movilidad relativa]. Esta mide el cambio en la posición socioeconómica de las personas con relación a la que alcanzaron sus padres. Ahora bien, la movilidad social también puede medirse en términos absolutos. La movilidad absoluta evalúa el cambio en el nivel de vida que existe entre distintas generaciones de todo un país y/o una región (Erikson; Goldthorpe, y Portocarrero, 1979).
La movilidad social en México aún es relativamente baja: 49 de cada 100 personas que nacen en los hogares del grupo más bajo de la escalera social, se quedan ahí toda su vida. Y aunque la otra mitad logra ascender, 25 de ellos no logran superar la línea de pobreza de México. Lo anterior implica que 74 de cada 100 mexicanos que nacen en la base de la escalera social, no logran superar la condición de pobreza. En cambio, 57 de cada 100 de quienes nacen en hogares del extremo superior de la escalera social, se mantienen ahí el resto de su vida. En otras palabras, aunque exista una composición relativamente móvil entre los estratos medios, la persistencia en los extremos de la distribución es aún elevada. Lo anterior se explica al observar el grado de la desigualdad de oportunidades en México: al menos 48% de la desigualdad en los logros de la población mexicana se debe a que las oportunidades con las que cuentan las personas para salir adelante no son las mismas.
Los resultados también muestran que la movilidad social, así como las oportunidades, son significativamente distintas entre las regiones del país. En el sur, las opciones de ascender, desde la parte baja de la escalera social, son mucho menores que en las regiones del norte: 67 de cada 100 que nacen en la base de la escalera social en el sur se quedan ahí, en comparación con menos de la mitad de esta cifra en las regiones del norte: alrededor de 25 de cada 100 en las regiones norte y norte occidente. Ahora, en el sur del país, al menos 45% de la desigualdad económica es producto de la desigualdad de oportunidades. En cambio, en las regiones norte y norte-occidente, esta proporción es alrededor del 30%.
Por ejemplo, en México, una persona en pobreza, o en pobreza extrema se tardaría 13 generaciones (el término “generación” hace alusión a un periodo de 30 años aproximadamente) en salir de ella; mientras que en Suecia sólo se requeriría de una generación. Realmente inaudito que México siendo un país inmensamente rico (como ya se explicó en el artículo de la semana pasada), existan personas en pobreza y en pobreza extrema.
La próxima semana trataremos en tema de las habilidades rentables para complementar lo que hoy se inició. Y es que el desarrollo de las habilidades rentables serán una manera real, viable y factible para que las personas de los niveles D y E puedan acceder a obtener mejores ingresos, y puedan ascender económica y socialmente hacia el nivel inmediato superior (C), y así sucesivamente. (Continuará…)
Referencias
Banco Mundial. (2018). Fair progress? Economic mobility across generations around the world. World Bank: Washington, D.C.
Corak, M. (2013). Inequality from generation to generation: The United States in Comparison. In The economics of inequality, poverty, and discrimination in the 21st Century, ed. R. Rycroft, Santa Bárbara, California: ABC-Clio.
Erikson, R.; Goldthorpe, J. y Portocarrero, L. (1979). Intergenerational class mobility in three western European societies: England, France and Sweden, British Journal of Sociology, vol. 30, p.p. 415–441.
Gargarella, Roberto. (Comp.). (2002). Derecho y grupos desaventajados. España: Gedisa Editorial.
Goldthorpe, J. et. al. 1987. Social mobility and class structure in the modern society. Oxford: Clarendon Press, 2nd ed.
Krueger, A. (2012). The rise and consequences of inequality. Presentation in The Center for American Progress.
Sorokin, V. (1959). Social and cultural mobility. New York: The Free Press.