Columna invitada

La ley del máximo esfuerzo para lograr el éxito en la vida y en los negocios

“Para tener éxito, usted debe empezar a tratar a personas que ya lo hayan conseguido”. Jack Canfield


David Moisés Terán Pérez *

Contar historias para transmitir una idea, impulsar un propósito, establecer una relación y/o mejorar nuestra calidad de vida, se ha convertido en algo cotidiano que ha demostrado ser bastante inspirador. En esta ocasión, amables lectoras(es), utilizaré este formato (storytelling) para explicar la ley del máximo esfuerzo para lograr el éxito en la vida y en los negocios. El texto se llama: “La historia de las naranjas”, y sin más, dice así:

“Juan trabajaba en una empresa desde hacía dos años. Siempre había sido muy serio, dedicado y cumplido con todas sus obligaciones. Siempre llegaba puntualmente y estaba orgulloso de que en un año no había recibido ninguna llamada de atención. Sin embargo, cierto día buscó al gerente para comentarle lo siguiente: “Señor ‘X’, trabajo en la empresa desde hace dos años con bastante ahínco y estoy muy contento en mi puesto laboral; empero, siento que se me ha tratado injustamente. Fernando, mi compañero, ingresó a un puesto idéntico al mío hace apenas seis meses, y ya se le ha promovido a supervisor”.

El gerente le respondió: “Juan, mientras resolvemos este asunto, quiero pedirte que me ayudes a resolver una situación emergente para esta tarde. Quiero dar fruta al personal para la sobremesa de la comida de hoy. Por favor, averigua si tienen naranjas en la bodega de la esquina. Gracias”. Juan se esmeró en cumplir con el encargo, y en sólo cinco minutos estaba de vuelta. El gerente le preguntó:

– Juan, ¿qué averiguaste?

– Señor, sí tienen naranjas a la venta.

– ¿Y, cuánto cuestan?

Juan respondió:

– Ah, no pregunté eso señor.

– Está bien Juan, pero ¿sí viste que tenían suficientes naranjas para todo el personal?

– Tampoco pregunté eso, señor.

– De acuerdo, ¿hay alguna otra fruta que pueda sustituir las naranjas?

– No sé señor, pero creo…

– Bueno (dijo el gerente), no te preocupes. Siéntate un momento por favor.

En ese momento, el gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Fernando. Cuando éste se presentó, le dio exactamente las mismas instrucciones que a Juan, y a los 10 minutos estaba de vuelta.

– Señor, tienen naranjas para todo el personal; y si usted lo prefiere, también tienen plátano, papaya, melón y mango. La naranja está a 10 pesos el kilo, el plátano a 12 pesos, la papaya y el melón a 13 pesos, el mango a 18 pesos, y me informan que si compramos por mayoreo nos dan un 8 por ciento de descuento. He dejado apartada la naranja, pero si usted elige otra fruta, solamente debo regresar para modificar el pedido, y si no regreso, ellos se dan por enterados que recogeré las naranjas.

– Muchas gracias Fernando (dijo el gerente), pero espera un momento. Y volteando de nuevo hacia Juan, le preguntó:

– Entonces Juan, ¿qué me decías?

– Este, mmm, nada señor gerente, eso es todo. Muchas gracias, con permiso y me retiro. Y en ese momento, Juan salió de la oficina del gerente hacia su lugar de trabajo.

¿Usted qué ha hecho el día de hoy para mejorar lo que hace en su trabajo, ya sea como colaborador o como dueño de su negocio? Porque existe una diferencia fundamental entre trabajar efectiva e inteligentemente y/o solamente con muchas ganas.

Involúcrese hasta el detalle en todo lo que hace para que su trabajo sea evaluado por su efectividad y excelentes resultados, sin excusas ni pretextos. Debemos volvernos más “Fernando” que “Juan”. De esa manera, se nos confiarán actividades, tareas y responsabilidades de mayor importancia.

Entonces, utilicemos siempre a nuestro favor la ley del mayor esfuerzo, en contraposición de la ley del menor esfuerzo. Busquemos eliminar la mediocridad, el “ahí se va”, y realmente hagamos las cosas con gusto, con amor, con efectividad, con respeto, y eso nos llevará paulatinamente a obtener el éxito en todo lo que hagamos.

No hay atajos, todo es un proceso, y es aquí donde el poder de los hábitos (ya visto la semana pasada) comenzará a obrar el milagro de la transformación de cada persona, a su mejor versión; y podremos ir de donde estamos a donde queremos ir.

Recordemos que sólo tenemos control sobre tres cosas en nuestra vida: sobre nuestros pensamientos, sobre nuestras imágenes mentales y sobre las acciones que realizamos (nuestros comportamientos). La manera como utilice estas tres cosas determinará todo lo que experimente en la vida.

Espero que esta “Historia de las naranjas” le haga reflexionar positivamente en aplicar siempre la ley del mayor esfuerzo. Cree el hábito y, en un lapso de tiempo razonable, lo habrá conseguido. ¡Felicidades! (Continuará…)

* Ingeniero Mecánico Electricista por la UNAM. Maestro en Microelectrónica por la Université Pierre et Marie Curie de París. Maestro en Alta Dirección por el IPADE. Maestro en Ciencias de la Educación por la UVM. Doctor en Educación por la UPN. Académico en la UNAM por 30 años. Director de los Centros Autorizados de Servicio (CAS) en Hewlett-Packard de México. Líder de Proyecto Eléctrico en Siemens México. Autor de seis libros publicados por Alfaomega Grupo Editor. dmtp040964@gmail.com

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