Lo que no te contaron de Tulancingo

• De manera amena y fluida, Felipe Carrillo nos comparte los acontecimientos históricos que marcaron a Tulancingo durante la época de la independencia de México
🖋 Verónica Bracho Alburquerque
Los acontecimientos importantes y/o interesantes desafortunadamente se difunden poco. En cambio, se da apertura a trivialidades y se reserva muy poco espacio para aquello que realmente vale la pena conocer.
Por ello entrevisté a Felipe de Jesús Carrillo Montiel, músico, maestro de educación artística, promotor cultural de la SEP y un verdadero conocedor de la historia de México.
Desde temprana edad -a los ocho años- Felipe de Jesús ya conocía las capitales del país, y en secundaria había memorizado los nombres de los mares y capitales del mundo. Se dedicó a la música inspirado por su padre, Acrelio Carrillo Castillo, autor de la famosa canción “Reconciliación”.
Con una trayectoria artística de más de 40 años, el maestro Felipe ha recibido diversos premios estatales y nacionales. Es autor del libro “Radiografía de un bohemio”, donde narra la vida y obra de su padre. Esta obra le valió la medalla “Ricardo Palmerín” en 2017.

Felipe Carrillo nos comparte, de manera amena y fluida, los acontecimientos históricos que marcaron a Tulancingo durante la época de la independencia de México.
La historia comienza en 1566, cuando Martín Cortés y Zúñiga, hijo de Hernán Cortés, encabezó el primer intento armado de independencia del país.
Martín buscó a Diego de Terrazas, encomendero del lugar (equivalente al actual alcalde), hijo del mayordomo de Cortés, Francisco de Terrazas. Ambos convocaron a los hijos de españoles para derrocar al virrey y proclamar a Martín como emperador de España. Sin embargo, fueron descubiertos y capturados. Los participantes fueron decapitados en lo que hoy es el Zócalo de la Ciudad de México, excepto Martín y Diego. Este hecho es conocido como la “Conjuración de Tulancingo”, considerado el primer intento de independencia.
En 1580, durante la época virreinal, se construyó la Catedral Metropolitana de Tulancingo, la primera catedral neoclásica del país. También se edificaron el panteón, la Plaza de Armas y se establecieron familias españolas.
Más adelante, el cura Miguel Hidalgo invitó a Agustín Marroquín, originario de Tulancingo, a unirse al movimiento insurgente. Posteriormente, ambos fueron capturados y decapitados en el estado de Chihuahua.
Entre 1812 y 1814, Tulancingo fue defendido exitosamente por los militares Domingo Clavijero y Francisco de las Piedras, quienes repelieron ataques desde el Cerro del Tezontle para tomar la Plaza Independencia.
En 1815, Manuel de la Concha, jefe de las tropas realistas en Tulancingo, fue el encargado de fusilar a José María Morelos y Pavón en Ecatepec. Dos años después, en 1817, pasó por Tulancingo como preso político el ilustre Fray Servando Teresa de Mier, difusor del movimiento independentista.
Con la Constitución de Cádiz (1820), primera constitución española que reconocía a los habitantes de la Nueva España como españoles, se decretó que la educación no debía impartirse en conventos, lo que dio origen a las primeras escuelas públicas en Tulancingo.
Un dato curioso que comparte el maestro Felipe es que todas las plazas principales del país se llaman “Plaza de la Constitución”, porque fue ahí donde se juró lealtad al rey de España.
En 1821, Nicolás Bravo llegó a Tulancingo para expulsar a las tropas de Manuel de la Concha, convirtiendo a la ciudad en una de las primeras en ser libres, incluso antes que la propia Ciudad de México. Bravo fundó una fábrica de pólvora para armar a los habitantes; creó el primer periódico local, llamado El Mosquito Tulancingueño, y preparó militarmente a 324 jóvenes para formar el “Batallón de la Lealtad”, que se unió al Ejército Trigarante bajo las órdenes del general Agustín de Iturbide.
Este general, nombrado emperador de México, fue desconocido en su cargo y encarcelado en Tulancingo. En esa ciudad existe una casa conocida como “Casa de los Emperadores”, ya que también fue habitada por Maximiliano de Habsburgo.
TIERRA DE GRANDES PERSONAJES
Tulancingo vio nacer a Manuel Fernando Soto Pastrana, creador del estado de Hidalgo el 16 de enero de 1869. También es cuna de Aniceto Ortega del Villar, primer autor del Himno Nacional Mexicano, compuesto por decreto del presidente Benito Juárez. En esta tierra vivió José Antonio Gómez Olguín, uno de los mejores compositores de su época.
Otro personaje destacado fue el sacerdote Nicolás Gracia de San Vicente, revolucionario de la educación, conocido como el “Apóstol de la Educación”. Él creó el famoso Silabario de San Miguel, con el cual millones de mexicanos aprendieron a leer.
Como hemos podido leer, Tulancingo es un lugar con una historia rica y profunda, digna de ser conocida y difundida. ¡Hasta la próxima!






