Especialistas del ISSSTE salvan a joven de raro tumor en la columna vertebral

• Este caso de cordoma cervical es el primero que se registra en el instituto en 25 años; el paciente fue liberado de daño medular y riesgo cerebral irreversible
Redacción – CDMX
Cirujanos oncólogos y neurocirujanos del Centro Médico Nacional “20 de Noviembre” (CMN) del ISSSTE liberaron de daño medular y riesgo cerebral irreversible a joven de 31 años afectado por un raro tumor denominado cordoma cervical, el primero que se registra en el instituto en 25 años, informó el neurocirujano y líder del procedimiento, Cuauhtémoc Gil Ortiz-Mejía.
“El tumor me estaba limitando la movilidad de manos y pies, empecé a perder sensibilidad del lado derecho e incluso de los músculos de la respiración, lo que me provocaba dificultad para respirar. Me la pasaba postrado en silla de ruedas y para levantarme tenía que ayudarme de un bastón,” comentó el paciente Víctor Alan Cabrera Sánchez, trabajador del Inegi.
Pedro Zenteno Santaella, director general del ISSSTE, felicitó al equipo multidisciplinario de especialistas que participaron en este caso.
“Con ayuda de los oncólogos quirúrgicos que nos hicieron el abordaje del tumor el 3 de julio pasado, el equipo de neurocirugía de este nosocomio realizamos el procedimiento de alta especialidad y logramos retirar hasta 90 por ciento de la lesión, con lo cual conseguimos descomprimir la médula espinal y los nervios que tenía atrapados, obteniendo una recuperación funcional del paciente a las 24 horas posteriores, y se ha ido incrementando hasta hoy”, informó Gil Ortiz-Mejía.
“La calidad de vida de Alan ha mejorado de manera espectacular y sobre todo logramos reincorporarlo a su vida normal en óptimas condiciones funcionales. Ya no necesita silla de ruedas ni aparatos ortopédicos para desplazarse”.
Explicó que Alan llegó al CMN con diagnóstico de cordoma cervical tras una cirugía previa realizada en el Hospital General Tláhuac, donde le colocaron una caja de titanio para sostener las vértebras dañadas y en ese momento decidieron no intervenir el tumor debido al riesgo de lesionar estructuras cerebrales comprometidas. Desafortunadamente, éste siguió creciendo, causando complicaciones.
“Debemos decirlo, lo más peligroso de esta cirugía, aparte de la complejidad de quitar el tumor, era evitar el riesgo de que pudiéramos lesionar la arteria vertebral derecha y causar daño medular y cerebral irreversible. Formamos un equipo multidisciplinario con cirujanos oncólogos y neurocirujanos para buscar una alternativa quirúrgica qué ofrecer al joven, quien prácticamente había caído en discapacidad.”
Previamente, mediante una resonancia magnética en cortes axiales los médicos identificaron que el tumor ya había destruido parte del hueso de las vértebras cervicales 2 y 3 dentro de la caja de titanio. La médula estaba totalmente estrangulada, comprimida y adelgazada, expuso.
Entre las tecnologías empleadas en la atención de Alan destacan dos resonancias magnéticas con contraste, una de cortes especiales para delimitar el tamaño del tumor, que fue de cinco centímetros de longitud por cuatro de ancho y tres de grosor, y una de cortes finos para establecer la estrategia de abordaje.
Durante la cirugía, detalló Gil Ortiz-Mejía, fue utilizado un arco en C para ubicar el área de la lesión, mientras un equipo de monitoreo transoperatorio de neurofisiología guiaba en corroborar que el paciente iba recuperando sus funciones conforme se descomprimía la médula. También se utilizó un microscopio de alta resolución para trabajar con una realidad aumentada del tumor y diferenciar el tejido tumoral de la médula espinal y los nervios, con el fin de no lastimarlos y proteger la arteria vertebral principal.
Aunque no es cáncer, comentó, el tumor puede volver a crecer, por lo que recibirá tratamiento complementario de radioterapia en las próximas semanas.