Columna invitadaSociedad

La muerte y Chava Flores

Salvador Flores Rivera fue un compositor mexicano con una notable faceta de sociólogo, capaz de mostrar las diversas caras de los mexicanos; su canción “Cerró sus ojitos Cleto” describe un velorio muy peculiar


🖋 Verónica Bracho Alburquerque

En esta época cercana al Día de Muertos, recuerdo la canción de Chava Flores que describe un velorio muy peculiar: “Cerró sus ojitos Cleto”.

La letra narra de forma humorística cómo el velorio de Cleto termina siendo una fiesta desorganizada y hasta un juego de apuestas. Aquí está una muestra de ello.

Cuando vivía el infeliz: ¡Ya que se muera! Y hoy que ya está en el veliz: ¡Qué bueno era! Sin embargo, se veló y el rosario se rezó, y una voz en el silencio interrumpió:

¡Ya pasa la botella, órale, no te quedes con ella! Y la botella tuvo el final de Cleto. ¡Murió, murió, murió!

– Ay, comadre, ¿y de qué murió mi pobrecito compadre? -Pues murió de fiebre amarilla, compadrito. – ¡Bonito color!, ¿eh? ¿Cómo no se murió de rosa mexicana si está de moda? -Pues no le quedaba. – Pero, ¿a qué horas murió comadre? – Pues como a las tres de la mañana. – ¡Siempre tan madrugador el condenado, hasta despertador compró para morir a tiempo!

Yo creo que adrede Cleto se enfrió, pues lo que debe jamás lo pagó. Tipo malaje, no fue tan guaje… ¡Claro! Con lo caro que está todo, ¡regalado le salió el velorio!

El velorio fue un relajo, pura vida. La peluca y el café fue con bebida y empezaron con los cuentos de color para ir pasando, y acabaron con que Cleto ya se andaba chamuscando.

Se pusieron a jugar a la baraja, y la viuda en un albur perdió la caja. Y después por reponer… ¡hasta el muerto fue a perder! Y el velorio se acabó, ¡hombre no hay que ser! Tengo en mi casa a Cleto, ¿y ahora dónde lo meto?

Pero como ya dijo Luz, su señora: ¡Murió, murió, murió! (¡Qué bueno era!, ¿verdad?)

Chava Flores refleja con humor la hipocresía social y la forma como se enfrenta la muerte en los barrios populares de la Ciudad de México, y a pesar de los años en que fue escrita sigue vigente:  los velorios en México se caracterizan por el chisme, el café con piquete, el fijarse cómo llega la gente vestida al velorio, ver quién faltó, quién tuvo el descaro de llegar; inclusive en los velorios se llega a conocer la “segunda familia”, tan común en esta sociedad machista.

Salvador Flores Rivera fue un compositor mexicano con una notable faceta de sociólogo, capaz de mostrar las diversas caras de los mexicanos. Su sentido crítico, agudo, mordaz y divertido, fue único. En sus más de 200 canciones inmortalizó el lenguaje, las costumbres, las tragedias y alegrías del “chilango”. Su genio radica en su capacidad para transformar la realidad diaria en composiciones perspicaces y humorísticas.

Sus canciones abarcan desde la narración de la Ciudad de México, la crisis económica, el transporte público, la corrupción y el sistema político, hasta la celebración de los 15 años de una familia tradicional. Siempre lo recordaremos por “¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?”, donde aborda el conformismo y la ilusión de la movilidad social.

Otra pieza clásica es “Llegaron los gorrones”, que retrata esa tradición de asistir a fiestas sin ser invitado, y si se es, “cargar hasta con el perico”. Escribiendo esto, recuerdo a unos queridos amigos que me invitaron a unos 15 años en una discoteca llamada Keops, aquí en Pachuca. Acepté la invitación y, al llegar, pregunté si eran familiares de la quinceañera. La respuesta fue que no, que ni siquiera la conocían, y que a ellos también los habían invitado otros amigos. Dentro de la fiesta, preguntamos en varias mesas por la festejada y nadie la conocía… ¡Pura anécdota de gorrón!

Sus canciones están llenas de modismos, frases populares, jergas, que sólo los mexicanos podemos entender e identificarnos. Incluso varias de sus canciones fueron fuente de inspiración para llevarlas al cine.

Chava Flores desde niño quedó huérfano de padre y tuvo que trabajar muy chico siendo encargado de almacén, cobradorvendedor, administrador de una ferretería, costurero, entre otros oficios. Seguramente esas experiencias laborales le ayudaron a comprender la idiosincrasia mexicana.

Chava Flores estuvo casado con María Luisa Durand, con quien tuvo seis hijas y todas con el nombre de María: María Luisa, María Eugenia, María Elena, María Teresa, María Alejandra y María Gabriela. Seguramente buscaba al varón.

A pesar de los años de su partida, su legado siempre se mantendrá en la cultura mexicana. Cuando se sienta triste o nostálgico, no dude en poner alguna de sus canciones y seguro olvidará su mal momento.

Conmemoremos el Día de Muertos. Yo lo adelanté con mi hermana Vanessa y mi hijo Aldo, con un pan de muerto y un rico chocolate caliente. Hasta pronto.

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