Columna invitada

La mentalidad finita e infinita en la vida y en los negocios en el siglo XXI (parte 1)

“Actúe como si fuera imposible fallar”: Dorothy Bryant


David Moisés Terán Pérez *

Buenos días estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada. Como siempre, tengan un extraordinario martes. Esta ocasión vamos a iniciar una nueva saga, el tema tiene que ver con la mentalidad que los empresarios, los colaboradores de las organizaciones y la sociedad en general deben tener para ser exitosos(as) en la vida y en los negocios en el siglo XXI. La idea central y principal de este tema es pensar a largo plazo y no únicamente en la gratificación del corto plazo. En eso radica la mentalidad infinita (a largo plazo) versus la mentalidad finita (corto plazo). Las organizaciones que perduran, y que han configurado un legado en/para la humanidad, han tenido invariablemente una visión a largo plazo tanto por sus fundadores como por los colaboradores que ha estado en ellas, por eso han perdurado. Empecemos a explicar el tema. En 1986, James P. Carse, presentó su libro: “Juegos finitos, juegos infinitos”. Posteriormente, en el año 2021, Simón Sinek publicó un texto con un título bastante parecido: “El juego infinito”. Ambos autores establecen que en la realidad del mundo de los negocios existen los juegos finitos y los juegos infinitos, y ofrecen las siguientes conceptualizaciones para cada caso.

Los juegos finitos:

  • Son jugados por un grupo de jugadores conocidos.
  • Tienen reglas fijas y prestablecidas.
  • Existe un objetivo y una meta acordado(a), y que cuando se logran se pone fin al juego.
  • Siempre hay un principio y un fin.

Por ejemplo, un partido de futbol es un juego finito, porque todos los jugadores llevan uniformes y son fácilmente identificables; existe un conjunto de reglas, normas, criterios y de árbitros que hacen que ese reglamento se cumpla a cabalidad (hoy en día, hasta se apoyan en la tecnología (VAR) para revisar jugadas complicadas, y de esa manera, tomar la decisión “más justa”, y acorde con el reglamento. Por lo tanto, todos los jugadores aceptan jugar el partido de fútbol con base en ese reglamento y están dispuestos a aceptar las sanciones derivadas de no hacerlo; igualmente, ganará el equipo que haga más tantos (goles), durante el tiempo establecido (generalmente 90 minutos con 15 de descanso). Al término del partido, los participantes (jugadores, espectadores, directivos, árbitros, etcétera) se van a sus casas. Es decir, los juegos finitos tienen un principio, una parte media (descanso) y una parte final.

Los juegos infinitos:

  • Son jugados tanto por jugadores conocidos como desconocidos.
  • No hay reglas exactas y/o acordadas previamente.
  • Puede haber ciertos convenios y/o “leyes” que rijan cómo deben comportarse los jugadores involucrados; sin embargo, los jugadores tienen absoluta libertad de actuar de manera distinta a lo establecido, siempre y cuando exista un acuerdo beneficioso y relativamente equitativo para los participantes.
  • Un juego infinito tiene horizontes temporales infinitos.

Este tipo de juego no se puede ganar en la manera tradicional del término. En un juego infinito, el objetivo primordial es seguir jugando; es decir, perpetuar el juego.

Bajo esta conceptualización diferente, podremos entender las cosas desde una perspectiva absoluta y totalmente diferente. Por ejemplo, en los juegos infinitos “no existe la idea de llegar primero en un matrimonio”. Aunque la estancia que tenemos que cubrir en los diferentes niveles educativos es finita, no existe una “educación ganadora”. Es posible “vencer” a otros(as) candidatos(as) en un puesto laboral, o en un ascenso dentro de una organización, pero no se corona ninguna persona como ganadora de una carrera profesional. Por otro lado, en esta segunda década del siglo XXI se escucha lo que dicen algunos líderes o presidentes de ciertos países o de algunas organizaciones, que sistemáticamente hablan de “ganar”, se obsesionan con “dar una paliza a los rivales y/o competidores”; se anuncian como los “mejores del mundo”; afirman a rajatabla que su visión es ser “el número uno”. Esos líderes y/o presidentes de países o de corporaciones piensan de manera finita en un mundo que se ha transformado y que ve las cosas desde una óptica infinita.

Por lo tanto, debemos cambiar la manera de ver el entorno para volvernos asertivos en la interpretación de nuestra nueva realidad. Es decir, debemos tener una mentalidad infinita para abordar satisfactoriamente tanto los juegos finitos como los infinitos. El objetivo de esta nueva saga es que conozcamos los principios de este mundo infinito para que cambiemos la manera de resolver las problemáticas de las organizaciones de este siglo XXI. Espero haber despertado su interés, su curiosidad y su capacidad de asombro para seguir desarrollando este interesante tema. A mí, me parece fascinante. Nos leemos el próximo martes 7 de junio. (Continuará…)

* Ingeniero Mecánico Electricista por la UNAM. Maestro en Microelectrónica por la Université Pierre et Marie Curie de París. Maestro en Alta Dirección por el IPADE. Maestro en Ciencias de la Educación por la UVM. Doctor en Educación por la UPN. Académico en la UNAM por 30 años. Director de los Centros Autorizados de Servicio (CAS) en Hewlett-Packard de México. Líder de Proyecto Eléctrico en Siemens México. Autor de seis libros publicados por Alfaomega Grupo Editor. dmtp040964@gmail.com

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