La Educación 5.0 para la segunda década del siglo XXI (parte 1)
“La vida debe ser una incesante educación”: Gustave Flaubert. “Yo no compito con nadie, porque donde hay calidad, no hay competencia”: Vox populi
🖋 David Moisés Terán Pérez *
Buenos días estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada, les deseo que tengan un grandioso, extraordinario, hermoso, único, genial y muy productivo martes para todas(os). Saludos cordiales. Este día, retomaremos un tema que siempre me ha gustado mucho y que está relacionado con la educación. Por lo que iniciaremos una nueva saga denominada: “La Educación 5.0 para la segunda década del siglo XXI”. Comenzamos: etimológicamente, la palabra educación proviene del latín y se deriva de los términos: educare, educere, y educantum (RAE, 2024):
- Educare: Significa “criar”, o “nutrir”.
- Educere: Significa “conducir fuera de”, “extraer de dentro hacia fuera”, o “dar a luz”.
- Educantum: Es otro de los términos latinos de los que deriva la palabra educación.
La educación se entiende entonces, como: El desarrollo de las potencialidades del sujeto, basado en su capacidad de desarrollarse (RAE, 2024).
Por otra parte, antes de adentrarnos en el tema, debemos responder a dos preguntas sumamente importantes:
- Educar: ¿Para qué?
- Educar: ¿Para quién?
La autora Ruiz del Castillo (2006), argumenta que la educación actual se encuentra en una encrucijada, atrapada entre las demandas del mercado laboral y la necesidad de formar ciudadanos críticos y comprometidos con su entorno.
Por lo tanto, Ruiz del Castillo (2006), propone una reorientación de la educación, que la sitúe como un espacio de transformación social y personal, donde se promueva el desarrollo de las habilidades como: El pensamiento crítico, la creatividad y la solidaridad. Esta autora defiende la importancia de una educación que no solamente transmita conocimientos, sino que también fomente valores y actitudes, que permitan a los estudiantes construir un futuro justo y equitativo. En el párrafo anterior se destaca lo siguiente:
- La crítica al sistema educativo actual: Ruiz del Castillo (2006), cuestiona la orientación del sistema educativo hacia las demandas del mercado laboral, en detrimento de una formación integral.
- La propuesta de una nueva educación: La autora plantea la necesidad de una educación que vaya más allá de la simple transmisión de conocimientos, y que fomente habilidades, competencias, destrezas, y valores para una transformación positiva de la sociedad.
- La importancia de la educación como herramienta de cambio: Ruiz del Castillo (2006), considera que la educación puede ser un motor de cambio social, permitiendo construir un futuro más justo y equitativo.
Las dos preguntas anteriores, también se resuelven, a partir de definir, cuál de los dos Modelos Educativos que existen actualmente en el Orbe, se utilizará en el proceso educativo de cada país. Estos dos modelos son:
- El Modelo Educativo de Investigación-Acción.
- El Modelo Educativo Basado en Competencias.
EL MODELO EDUCATIVO DE INVESTIGACIÓN-ACCIÓN (MEI-A)
Es una metodología que facilita a los profesionales —especialmente en las áreas educativas y de las ciencias sociales—, realizar mejoras prácticas, mediante un enfoque cíclico de reflexión, de planificación, de acción y de evaluación (Terán Pérez, 2023).
Originalmente propuesto por el alemán Kurt Lewin, este modelo se basa en un proceso colaborativo donde los actores involucrados analizan problemáticas concretas, y aplican soluciones diseñadas para transformar su contexto, lo cual es especialmente útil en entornos como la docencia y el desarrollo comunitario (Carr & Kemmis, 1986; Lewin, 1946).
A través de aplicar ciclos de investigación y de práctica, los participantes pueden desarrollar estrategias efectivas para afrontar desafíos reales en su entorno. La metodología de Investigación-Acción también permite a los involucrados, evaluar continuamente los resultados de sus intervenciones, promoviendo la mejora continua y la consolidación del conocimiento práctico.
Esta capacidad de adaptar acciones según los resultados obtenidos es clave en contextos como la Educación, donde los docentes pueden, por ejemplo, ajustar sus métodos de enseñanza para responder mejor a las necesidades específicas de sus estudiantes.
En síntesis, el Modelo Educativo de Investigación-Acción, es un enfoque metodológico centrado en las ideas de Kurt Lewin, y desarrollado en el ámbito educativo por autores como Kemmis y McTaggart, que busca no solamente resolver problemas inmediatos en el aula, sino también contribuir a la transformación social a través de prácticas reflexivas y adaptativas (Carr & Kemmis, 1986; McNiff, 2017).
En este proceso, los educadores actúan como investigadores en su propio contexto, evaluando y ajustando estrategias pedagógicas y/o andragógicas —de acuerdo a la edad de los estudiantes—, para optimizar el aprendizaje según las necesidades de los estudiantes.
Un ejemplo práctico actual, es el uso de la Investigación-Acción en programas de formación docente, donde los profesores emplean este modelo para diseñar y para probar métodos de enseñanza inclusivos, evaluando su eficacia y ajustando sus prácticas en función de los resultados observados.
Otro ejemplo es su aplicación en proyectos de educación en entornos vulnerables, donde el modelo permite adaptar los recursos y los enfoques educativos para mejorar la equidad y el acceso al conocimiento en comunidades desfavorecidas. Esta metodología ha demostrado ser efectiva en la implementación de programas de aprendizaje adaptativo y en proyectos de intervención educativa para reducir las tasas de abandono escolar (Kemmis, et. al., 2014).
EL MODELO EDUCATIVO BASADO EN COMPETENCIAS (MEBC)
Se centra en el desarrollo de habilidades, de conocimientos, y de actitudes que permitan a los estudiantes, aplicar lo aprendido en situaciones prácticas y específicas de la vida real. Este enfoque educativo destaca la importancia de formar personas que no sólo dominen contenidos teóricos, sino que también posean competencias específicas para resolver problemas en contextos diversos y cambiantes (Tobón, 2017).
En el MEBC, el aprendizaje es evaluado con base en los resultados y en la capacidad del estudiante para demostrar competencias en un contexto determinado, lo cual implica un cambio desde una educación centrada en la transmisión de contenidos hacia un enfoque donde el aprendizaje es relevante y aplicable (González & Wagenaar, 2008). En la práctica, el MEBC se aplica en sistemas educativos y programas de formación profesional en instituciones que buscan preparar a sus egresados para el mercado laboral.
Por ejemplo, en programas de ingeniería, se enseña a los estudiantes a aplicar sus conocimientos en proyectos reales, evaluando no solamente los resultados técnicos, sino también la capacidad para trabajar en equipo y resolver problemas prácticos (Tobón, et. al., 2015). Por ejemplo, en la educación superior, los programas de salud utilizan el MEBC para garantizar que los estudiantes puedan aplicar sus conocimientos clínicos en ambientes hospitalarios, y con pacientes reales, evaluando tanto sus conocimientos como su capacidad para tomar decisiones en situaciones complejas.
Una vez contextualizado todo lo anterior, continuaremos con lo relacionado a nuestro objeto de estudio, que es la Educación 5.0.
INTRODUCCIÓN A LA EDUCACIÓN 5.0
La Educación 5.0 es un enfoque educativo innovador que surge como una evolución natural de los modelos educativos anteriores, respondiendo a las necesidades y a los desafíos que presenta la segunda década del siglo XXI, como es: La automatización, el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), y la globalización.
Este paradigma no solamente integra la tecnología, sino que coloca el bienestar y las habilidades humanas en el centro de la enseñanza, buscando un equilibrio entre el desarrollo tecnológico y el crecimiento ético y humano de los estudiantes.
A continuación, se explicarán los antecedentes de este modelo, sus principios, y su importancia en la actualidad. La Evolución de los Modelos Educativos: Desde la Educación 1.0 a la Educación 5.0. Esto significa que la evolución de los modelos educativos, refleja la transformación de la sociedad y de sus necesidades:
- La Educación 1.0: Se centraba en la enseñanza tradicional, principalmente la oral y la memorística, donde el docente era la fuente principal del conocimiento, y el estudiante era un simple receptor pasivo (García Peñalvo, 2019).
- Con la Educación 2.0: Surgió la colaboración en la enseñanza, integrando recursos digitales, y dando lugar a entornos de aprendizaje participativos. El acceso a la Internet, permitió que los estudiantes tuvieran más independencia y recursos para aprender de manera interactiva (Cabero Almenara & Marín Díaz, 2018).
- La Educación 3.0: Fue una extensión hacia el aprendizaje en red, en donde los estudiantes comenzaron a ser productores de contenido. Las plataformas de aprendizaje y la comunicación en línea, tomaron un rol crucial, lo que dio pie a una educación más colaborativa y auto-gestionada (Gleason, 2021).
- La Educación 4.0: Por su parte, enfatizó el uso de tecnologías avanzadas como los grandes almacenes de datos (Big Data), la realidad aumentada (RA), y la inteligencia artificial (IA), para personalizar el aprendizaje, y adaptarlo a las necesidades individuales de cada estudiante, integrando competencias digitales en todos los niveles educativos (Prensky, 2012).
- Finalmente, la Educación 5.0: Nace como una respuesta a la Cuarta Revolución Industrial, pero con una perspectiva humanística. En lugar de centrarse únicamente en la tecnología, este modelo incorpora valores éticos, de sostenibilidad y de bienestar humano, reconociendo la importancia del desarrollo emocional y social en conjunto con el desarrollo tecnológico (Moravec, 2020). La Educación 5.0 promueve el pensamiento crítico, la creatividad y la empatía, buscando una educación que se adapte no solamente a las necesidades del mercado laboral, sino también a los retos sociales y ambientales del presente, y sobre todo del futuro.
Hasta aquí con esta primera entrega de este interesante, importante y relevante tema. La próxima semana continuaremos con la segunda entrega de la saga. Además, como ya es nuestra costumbre, reciban un muy cordial saludo desde la siempre hermosa, imponente, perfecta y sin igual Bahía de Banderas (Puerto Vallarta y la Riviera Nayarit). Muchas gracias. (Continuará…)
Referencias:
Cabero Almenara, J. & Marín Díaz, V. (2018). Innovación educativa y uso de las TIC en la educación. España: Universidad de Sevilla.
Carr, W. & Kemmis, S. (1986). Becoming critical: Education knowledge and action research. USA: Falmer Press.
García Peñalvo, F. J. (2019). Educación en la sociedad digital: Conceptos, teorías y ejemplos prácticos. España: Editorial de la Universidad de Salamanca.
Gleason, N. W. (2021). Higher education in the era of the Fourth Industrial Revolution. German: Springer-Verlag.
González, J. & Wagenaar, R. (2008). Tuning educational structures in Europe II: Universities’ Contribution to the Bologna Process. University of Deusto.
Kemmis, S.; McTaggart, R. & Nixon, R. (2014). The action research planner: Doing critical participatory action research. German: Springer-Verlag.
McNiff, J. (2017). Action research: All you need to know. USA: Sage Publications.
Moravec, J. W. (2020). Knowmad society: Educación y aprendizaje en la era de la innovación disruptiva. Ediciones Moravec.
Prensky, M. (2012). From digital natives to digital wisdom: Hopeful essays for 21st century learning. USA: Corwin editions.
Ruiz del Castillo, Amparo. (2006). Educación superior y globalización: Educar, ¿para qué? Educar, ¿para quién? México: Plaza y Valdés.
Terán Pérez, David Moisés. (2023). Temas selectos en educación. EUA: Amazon KDP.
Tobón, S. (2017). Formación basada en competencias: Pensamiento complejo, diseño curricular y didáctica. Colombia: ECOE Ediciones.
Tobón, S.; Pimienta, J. & García, F. (2015). Secuencias didácticas: Aprendizaje y evaluación de competencias. México: Pearson Educación.