Las diferencias educativas entre las culturas oriental y occidental en el siglo XXI (parte 4)

“Trescientos sesenta días al año levántese antes del amanecer, y la prosperidad de su familia llegará a ver”: proverbio chino
David Moisés Terán Pérez *
Estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada semanal. Buenos días. Le deseo a ustedes como ya es nuestra costumbre ¡un extraordinario, productivo, genial y excelente martes! Hoy, continuamos desarrollando contenido para esta saga. La semana pasada y la antepasada dejamos establecido lo que las vacaciones de verano pueden hacer para que el aprendizaje no se dé en los términos que se espera.
Asimismo, vimos que sí existe diferencia sustancial en la cantidad de días que asisten los estudiantes en el Oriente y en el Occidente. Por lo que, podemos correlacionar que a mayor cantidad de días en las aulas escolares; mejores resultados se tendrán. Y dejamos escrito el caso de que en México, la asistencia escolar está entre los 180 y los 200 días -similar a la cantidad que tienen los estadounidenses-, mientras que en Oriente están cercanos a los 245 días. ¡¡¡Una diferencia de entre 45 y 65 días!!!
Este día, continuaremos con el comparativo educativo entre el Oriente y el Occidente. Comenzamos: Tenemos dos modelos educativos comparados. Dos modos de enseñar con distintos resultados. Las brechas que separan, por ejemplo, al sistema de educación occidental estadounidense del japonés y del chino, tienen que ver con factores como: La familia, la escuela y, sobre todo, con el entorno cultural; y todo ello, tiene que ver con los éxitos y con los fracasos escolares. Preguntas como: ¿Cómo trabaja con sus alumnos un maestro en Occidente, y qué lo aleja de su par oriental?, ¿cuál es la actitud frente al aprendizaje de un estudiante coreano, chino o japonés, y en qué se diferencia de un estudiante de los Estados Unidos de América; e incluso de México?
Estas preguntas se responden en un estudio comparativo entre los estudiantes de colegios de nivel elemental ubicados en grandes ciudades en China, Japón, Taiwán, Corea del Sur, y de los Estados Unidos de América. La investigación comenzó a mediados de la primera década del siglo XXI (Stevenson y Stigler, 2007), a partir de la preocupación de los estadounidenses al observar el sumamente bajo rendimiento de los puntajes en Matemáticas y en la Comprensión Lectora de sus estudiantes, comparados con los exitosos resultados obtenidos por los estudiantes chinos, coreanos, y japoneses.
Uno de los objetivos consistió en averiguar si los problemas se debían exclusivamente a los contenidos académicos, o si incluían diferencias en relación con las habilidades para manejar conceptos más abstractos. El estudio se centró en: Las escuelas de nivel elemental, así como en la actitud de los padres y de los maestros en relación con la vida escolar. Las observaciones fueron divididas en segmentos, que se definieron de acuerdo con cambios introducidos en determinados tópicos materiales y/o en las actividades, realizados en el 1er y 5º grados. Se observó la experiencia cotidiana, tratando de explicar y de entender las diferencias del preocupante bajo desempeño de los estudiantes estadounidenses. Ahora, se presentan datos generales de los dos sistemas, de acuerdo a la investigación de Stevenson y Stigler (2007):
- El sistema educativo japonés, se mantiene con una organización centralizada, y con un fuerte control curricular por parte del Ministerio de Educación Nacional.
- Por el contrario, aun cuando en los Estados Unidos de América, hay una fuerte resistencia frente a estas características, la necesidad de lineamientos curriculares nacionales, está siendo discutida. Y se espera una respuesta favorable, al control educativo del gobierno federal estadounidense.
- En China y en Japón tienen 245 días de clase al año, contra 180 en los Estados Unidos de América.
- La extensión del horario y las actividades diarias son muy distintas en cada país. En China, los niños pasan entre 1 500 y 3 000 horas más en el colegio, que sus pares estadounidenses.
- La extensión de la jornada y del año escolar, surge como un primer escalón en el conjunto de la media, para implementar el mejoramiento de la educación estadounidense. Es decir, buscan incrementar tanto los días de clases, como la cantidad de horas de estancia en las escuelas.
- Probablemente, más importante que la cantidad de tiempo que pasan dentro del colegio, sea la distribución del máximo tiempo efectivo de estudio, en relación con los recesos, las actividades extracurriculares y las actividades académicas, propiamente dichas.
- Excepto durante las muy breves vacaciones, los maestros chinos, coreanos, y japoneses, permanecen en la escuela todo el año, pudiendo los niños continuar recibiendo apoyo de ellos, quienes aprovechan e inician nuevos proyectos. Esto significa que los docentes orientales, están realmente dedicados al trabajo de tiempo completo los 365 días del año, y por supuesto, que perciben un sueldo competitivo; así como un alto reconocimiento social por su labor docente.
Un aspecto interesante de cómo lograr tener estudiantes éxitos, se corresponde con la idea/propuesta de un concepto denominado: “Cultivo Concertado”. El cultivo concertado: Es un estilo de crianza. La expresión se atribuye a Annette Patricia Lareau, una socióloga de la Universidad de Pennsylvania. Este estilo de crianza o práctica de crianza, está marcado por los intentos de los padres, de fomentar los talentos de sus hijos mediante la incorporación de actividades organizadas en la vida de sus hijos. Este estilo de crianza se exhibe comúnmente en las familias estadounidenses de la clase media, y de la clase alta; y también se caracteriza por desarrollar conscientemente el uso del lenguaje y la capacidad para interactuar con las instituciones sociales.
Muchas personas han atribuido beneficios culturales a esta forma de crianza de los hijos, debido al uso de ese estilo en las familias pudientes de mayores ingresos, lo que a la inversa afecta el hábito social de niños no criados de esa manera. Un(a) niño(a) que ha sido cultivado(a) de una manera concertada, a menudo expresará una mayor destreza social en situaciones sociales que involucran formalidad o una estructura atribuida a su mayor experiencia y participación en clubes organizados, en los deportes, en grupos musicales; así como una mayor experiencia con los adultos, y con la estructura de poder. Si bien, este patrón de crianza de los hijos no tiene cualidades positivas innatas, se ha relacionado con un aumento en el éxito financiero y académico en quienes lo practican.
El cultivo concertado, también enfatiza el uso de habilidades de razonamiento y de variaciones en el uso del lenguaje. Los padres comienzan a animar a sus hijos a que aprendan a hablar con los adultos, para que se sientan cómodos y comprendan la importancia del contacto visual y de hablar correctamente a una edad más temprana. Según Annette Patricia Lareau, con este tipo de experiencias, los padres de clase media intentan seguir el enfoque de cultivo concertado. También, tratan de promover un sentido de derecho en sus hijos, se anima a los niños de clase media a ver a los adultos como iguales. El cultivo concertado provoca una transmisión de ventajas competitivas diferenciales, lo que significa que terminan teniendo una ventaja económica y educativa en la vida sobre los niños criados con otros métodos, o con ninguno.
Los niños que se crían con el método de cultivo concertado, se destacan en entornos académicos, como los campus universitarios; y también aprenden a tener más confianza cuando se enfrentan a interacciones sociales. Los niños comienzan a formar un cierto sentido de derecho debido a su comodidad temprana, al interactuar con los adultos. Los niños también se sienten más cómodos interrogando a los adultos, y les resulta más fácil verse a sí mismos como iguales. Con el cultivo concertado, las prácticas a menudo se infiltran en la vida familiar. Las reuniones frecuentes, brindan oportunidades para una mayor cultivación concertada, como comer juntos a la mesa. Y usted amable lector(a): ¿Qué opina sobre el uso del cultivo concertado?, ¿es efectivo?, ¿qué repercusiones podría tener su uso en nuestro país, en las tres clases sociales (alta, media y baja)? Bastante interesante, ¿no le parece? (Continuará…)
Referencia:
Stevenson, Harold, W. & Stigler, James, W. (2007). The learning gap: Why our schools are failing, and what we can learn from Japanese and Chinese education. New York: Summit Books.