Columna invitada

No hay mañana, el tiempo es hoy. Quédate en casa.

Los infectados y las muertes que se presentarán por el Covid-19 sólo podrán ser menos si reducimos al máximo la movilidad y el contacto entre la población


Pánfilo Pérez

El tono de la voz lo dice todo, la gravedad de la situación puede emporar y convertirse en un verdadero viacrucis para el país, las mexicanas y los mexicanos, si teniendo la oportunidad no paramos y nos detenemos en casa todo el tiempo que sea necesario, cuando menos el mes del que nos ha hablado la autoridad sanitaria en México.

No habrá mañana después de hoy si no observamos las medidas de higiene y sanidad básica previstas ante cualquier enfermedad de contagio y trasmisión, pero hoy, especialmente en este caso, la pandemia del Covid-19, permaneciendo en cuarentena, resguardados en casa; es la única manera de reducir la velocidad de propagación de este virus que desde China salió para el mundo.

No podremos parar el virus ni evitar sus estragos. Los infectados y las muertes que se presentarán sólo podrán ser menos si reducimos al máximo la movilidad y el contacto entre la población. No hay de otra y así lo ha mostrado la historia de las pandemias en el nuestro planeta.  

Ya no hay tiempo de andar buscando culpables, ni discutir si se tomaron las previsiones y decisiones necesarias, sino de reflexionar y actuar en consecuencia de manera individual para sumar en colectivo, si queremos detener la curva de contagio exponencial de este nuevo virus que se expande por el mundo.

Cuenta la historia que en el año 10 mil AC, la viruela, una enfermedad infecciosa causada por el Variola virus, causó la mayor pandemia de la que se tenga registro. Mató durante su historia a más de 300 millones de personas en todo el mundo, su letalidad fue tan grande que sólo tres de cada 10 que la padecieron pudieron sobrevivir. De ella se sabe, que su transmisión se da por fluidos corporales y, sí, por contacto directo entre las personas.

Y aunque esta enfermedad infecto-contagiosa no tiene cura, fue prevenible cuando se creó la primera vacuna, diseñada por E. Jenner en 1796, con lo que se logró un importante paso en la lucha contra esta enfermedad, por fortuna hoy erradicada.

El contacto directo entre los humanos sigue siendo el medio de contagio o transmisión de los virus más terribles que han atacado a la humanidad, y entre ellos destaca el del sarampión, que se convirtió durante su larga presencia en el mundo, se conoce desde hace 3000 años, en la segunda pandemia que más muertes ha causado, estimándose estas en cerca de 200 millones de personas.

El sarampión también es una enfermedad viral, que se contagia por el aire, mediante las gotas de vapor que exhalamos de manera natural y, reiteramos, por el contacto directo entre la población. El virus que causa esta enfermedad sigue vigente en nuestros días.

En la era moderna, la gripe española, cuya transmisión reitera el contacto personal como medio de transmisión o contagio, además por la inspiración de las gotas respiratorias producidas por la tos y los estornudos, e incluso a través de las manos contaminadas o el contacto con superficies con la presencia del virus posterior a toser o tocarse la nariz, es considerada como la tercera pandemia de mayores afectaciones mundiales. Se considera mató entre 20 y 50 millones de personas, según las diversas fuentes de consulta.

El VIH, considerada la quinta mayor pandemia mundial, es una enfermedad viral cuya transmisión sólo puede darse mediante contacto directo con mucosas o la sangre, lo que tiene lugar a través de los fluidos, por ello el contagio es más difícil de lo que parece, pero no por ello menos letal. Desde su aparición oficial, en los inicios de la década de los 80, se dice que ha matado aproximadamente a 2 millones de personas en todo el mundo.

Mas hay otras pandemias que han hecho historia, todas igual de peligrosas, salvo que en ellas la enfermedad se produce por una bacteria o se requiere de la intervención de un agente transmisor ajeno a la especie humana. Destacan de ellas la Peste Negra o Bubónica, cuyo vector de trasmisión se encuentra en las pulgas, aunque las ratas fueron el reservorio perfecto de la cepa que causó la enfermedad. Se calcula su letalidad en 75 millones de humanos.  

El cólera se cuenta entre las pandemias más frecuentes en la historia de la humanidad y tuvo tres impactos de gravedad ocurridos en el siglo XIX, y epidemias muy extensas en el pasado siglo XX. La suma de las personas que murieron a causa de esta enfermedad causada por la bacteria Vibrio cholerae se calcula en 3 millones de pobladores en el mundo.  Para parar la propagación del cólera se suele poner especial atención en los alimentos y el agua, considerados los principales focos de infección.

No podemos dejar de citar entre las grandes catástrofes sanitarias mundiales la llamada la gripe de Hong Kong en 1957, que dejó un millón de víctimas mortales, pandemias en el planeta, epidemias en el país, que han dejado miles de muertos y puesto en jaque la capacidad de los estados para contener sus embates.

Fue 2009, ya en el siglo XXI, el de la globalización y las nuevas tecnologías de la información, la era en la que el internet vino a cambiar la visión del mundo y de la vida de miles de millones de seres humanos, el año que vino a ponernos nuevamente a prueba con la aparición del virus AH1N1, una mutación del clásico virus de la fiebre porcina que, aún sin confirmarse del todo, tuvo lugar en México.

Sí, aunque se dice que el primer caso se registró en los Estados Unidos en un niño de 10 años residente en San Diego, California, los casos repetidos en el estado de Veracruz, en la ciudad de Perote y específicamente en las granjas porcinas Carroll motivaron a pensar que el brote tuvo lugar en nuestro país y de aquí partiría alrededor del mundo dejando una estela de muerte que sumó 18 mil 500 personas, de acuerdo con datos de la OMS. 

En México, según las estadísticas y registros de las autoridades sanitarias, el contagio alcanzó un estimado de 70 mil 715 personas infectadas y alrededor de mil 172 personas muertas a causa de la gripe A(H1N1). Si bien la existencia de retrovirales fue eficaz para evitar su propagación en gran magnitud, fueron medidas drásticas como la suspensión de clases y el cierre de lugares de concurrencia pública lo que ayudó a que los estragos fueran menores.

Medidas que se tomaron tomando en cuenta el modo de transmisión y contagio de esta enfermedad, por inspiración de las gotas de agua mediante la tos y el estornudo, los saludos de mano y beso, el contacto directo con infectados, es decir, un modo de transmisión y contagio como el que hoy se presenta con la nueva pandemia sanitaria del siglo XXI, el coronavirus.

Hoy, a tan sólo 11 años de la última pandemia mundial, la influenza AH1N1, otro virus vuelve a amenazar a la comunidad mundial y se trata del coronavirus, un virus chino que fue detectado a finales de diciembre de 2019 en la ciudad de Whuan.

Y si algo hay que aprenderle al tiempo y la presencia en nuestras vidas de las enfermedades infecciosas de contagio, producidas por bacterias o virus, es que las previsiones deben ser mayores cuando se presenta un nuevo virus que afecta a los seres humanos, pues ello conlleva que no se tenga una manera de curarlo ni de prevenirlo, si no es con medidas de sanidad e higiene y reduciendo al máximo la movilidad de las personas. 

Hoy el mundo está convulsionado, en todo el planeta hasta el día de ayer se habían registrado desde el comienzo de la epidemia más de 667 mil 90 casos de contagio en 183 países o territorios con un total de al menos 31 mil 412 muertos. En México, las cifran nos dicen que tenemos 848 casos confirmados y ya 12 defunciones.

Hoy, que nos aproximamos a la fase de crecimiento exponencial, es momento ya de iniciar la etapa de una drástica reducción de movilidad de la población, el resguardo en asilamiento en las casas, sumar esta drástica medida, más que por disposición oficial, por conciencia social, si queremos reducir el número de contagios y con ello el número de defunciones, amén de los estragos sociales y económicos que viene asociados.

En el país, el crecimiento de contagios en los dos últimos días rebasó el centenar de casos y esto pudiera ser aún mayor, tanto, que podrían colapsar los servicios de salud y reducir considerablemente los recursos de atención a quienes resultaran infectados si no seguimos las enseñanzas de la historia. Hoy más que nunca debemos detenernos y quedarnos en resguardo, guardar la cuarentena.

Ya no hay tiempo de andar buscando culpables, ni discutir si se tomaron las previsiones y decisiones necesarias, sino de reflexionar y actuar en consecuencia de manera individual para sumar en colectivo, si queremos detener la curva de contagio exponencial.

Hoy es momento de mostrar que podemos dejar las diferencias para mañana. Esto es un tema de salud donde debemos converger quedándonos en casa para que, juntos, como lo hemos hecho en otras ocasiones, salgamos, con la solidaridad y responsabilidad social que nos caracteriza, lo mejor librados.

Nadie podrá solo, todos nos necesitamos, si es que mañana queremos volver a esas calles, a los lugares y espacios que nos dan vida, a ver a quienes queremos y apreciamos, a tomarnos de la mano, a abrazarnos, a brindar porque decidimos enfrentar juntos como pueblo la nueva pandemia del siglo XXI.

Al final nadie ganará, todos habremos perdido de alguna manera, ya nada será lo mismo, nadie podrá colgarse medalla alguna, porque esta no es una batalla ni una guerra, es la oportunidad de mostrarnos como el gran país que somos, el México al que todos aspiramos.

Artículos relacionados

Back to top button
error: Content is protected !!