El Sistema Nacional de Competencias: una alternativa para el desarrollo económico de las personas en México (parte 2)
“La planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras, sino del futuro con las decisiones actuales”: Peter Ferdinand Drucker
David Moisés Terán Pérez *
Estimadas(os) lectoras(es) de esta columna invitada semanal. Les saludo cordialmente, esperando se encuentren extraordinariamente bien. Hoy continuaremos desarrollando el tema que trata el Sistema Nacional de Competencias: la formación y el desarrollo del factor humano basado en un enfoque de competencia laboral atiende a la valorización de ese importante y valioso recurso humano, así como de su capacidad laboral (entendida como algo más que un conjunto de conocimientos, de actitudes, de destrezas naturales y/o aprendidas, de principios y de valores).
Este tema es de suma importancia para los gobiernos, los actores sociales, los consumidores, los analistas, etcétera, y representa un conjunto de situaciones problemáticas insertas en ese gran hecho social que es el mundo de la educación y del trabajo. Debe reconocerse con mucha y auténtica autocrítica que aún no se ha arribado a un consenso general acerca del concepto central del tema de las competencias laborales. Se pueden establecer (de manera primaria) tres constantes de tal relevancia. Ellas, por su fuerza histórica, pasan por encima de modas y/o innovaciones conceptuales y son válidas para todos los países sean cuales fueren sus fuerzas, influencias y/o posiciones en los diferentes escalones del desarrollo. Son:
1.- La formación basada en competencia(s) laboral(es) adquiere gran parte de su importancia en una vigorosa corriente del pensamiento social contemporáneo, internalizada por varias entidades que se relacionan con el trabajo y la educación. Los dirigentes, los técnicos y los especialistas, ponen especial énfasis en la vinculación entre el desarrollo socioeconómico, y la capacidad de la persona para construirlo como un insustituible agente de cambio y, naturalmente, como su beneficiario. En medio de un proceso de grandes transformaciones políticas y económicas, se concibe un reflorecimiento de los aspectos positivos de la vida, de un escenario donde (idealmente), las empresas, los trabajadores y los gobiernos, más que como obligados contrincantes y/o mediadores, se presentan como responsables de un funcionamiento de la producción y de las relaciones laborales centrado en la humanización del trabajo.
2.- Este nuevo enfoque se vislumbra capaz de llegar (mucho mejor que en el pasado) al hallazgo de un punto de convergencia entre capacitación y empleo. Vale decir, un resultado efectivo de los esfuerzos de formación de la mano de obra en su adecuación a las demandas del mercado de trabajo (en este 2021, se trata de cambiar el concepto de manufactura, por el de “mentefactura”, es decir, migrar de la idea tradicional de la era de la producción industrial basada en la mano de obra, a una nueva conceptualización en donde es la mente, la que marca una ventaja competitiva tanto en las organizaciones, como en las personas). Un matiz que importa resaltar: no se trata ya solamente de crear más puestos de trabajo, sino de elevar la calidad de los empleos, como efecto de una paralela elevación de la calidad y de la capacidad del individuo egresado de los centros de formación profesional y/o de las instancias de aprendizaje, reconversión y/o perfeccionamiento en las empresas.
3.- Se verifica que el enfoque de competencia se adapta bien (condición crucial de validez) a los procesos de cambio del momento, los cuales, bajo distintas formas, pero prácticamente en todas nuestras sociedades, se producen en grandes e importantes parcelas del quehacer humano. El enfoque de competencia pone su énfasis en la capacidad de las mujeres y de los hombres, para enfrentar y administrar el cambio, en lugar de ser destruido y/o arrasado por él.
Por lo que, la competencia laboral, como respuesta sistemática ante los desafíos de los mercados de trabajo interno y externo, no es un modelo único, sino que abarca una variedad de interpretaciones y aproximaciones, con sus respectivas consecuencias de involucramiento de los actores sociales de la producción. El análisis de las diferentes corrientes metodológicas acerca de la competencia laboral y sus ventajas y desventajas, se plantea en un próximo artículo.
Debemos recordar que el concepto de competencia laboral emergió en los años ochenta con cierta fuerza en algunos países industrializados, sobre todo en aquellos que venían arrastrando mayores problemas para relacionar el sistema educativo con el productivo, como una respuesta ante la necesidad de impulsar la formación de un excelente capital humano.
El problema que estos países visualizaron no era solamente de tipo cuantitativo; era también y sobre todo es una problemática cualitativa. Es decir, una situación donde los sistemas prevalecientes de educación-formación ya no correspondían a los nuevos signos de los tiempos. La respuesta era la competencia laboral, que pretende ser un enfoque integral de formación (que desde su diseño mismo), conecta el mundo del trabajo y la sociedad en general, con el mundo de la educación.
Considerando que estos problemas se presentan también (y probablemente con mayor persistencia y gravedad) en los países en desarrollo, con el agravante de una menor disponibilidad de recursos para el sistema educativo, la aplicación de un sistema de competencia laboral en esos países (surge como una alternativa atractiva, al menos a primera vista), para impulsar la formación y la educación en una dirección que logre un mejor equilibrio entre las necesidades de los individuos, las empresas y la sociedad en lo general.
Resulta altamente responsable que antes de presentarlo como una alternativa efectiva ante los problemas y desafíos que los países en desarrollo (y en particular los de América Latina enfrentan en materia de formación), cabe preguntarse cómo se articula la competencia laboral con las tendencias mundiales en materia de competitividad, de productividad y las trayectorias de innovación subyacentes, así como con las expectativas de los trabajadores a nivel de la empresa.
Otras preguntas fundamentales para contestar previamente a cualquier decisión sobre políticas de formación orientadas a la competencia laboral son: ¿Qué modelos metodológicos e institucionales de competencias se encuentran en aplicación? y ¿cuáles son sus respectivas ventajas y desventajas?
La presente saga sobre el Sistema Nacional de Competencias espera contribuir al debate en torno a la competencia laboral, al comentar y evaluar sus características y consecuencias sobre el funcionamiento del mercado del trabajo, sin que pretenda ser un análisis exhaustivo acerca del tema ni tampoco presentar conclusiones definitivas, ya que el(la) lector(a) de estos artículos tendrá su opinión al respecto.
La próxima semana analizaremos datos, cifras e información relevante sobre las condiciones educativas, laborales, de movilidad social, de calidad de vida y de los niveles socioeconómicos imperantes en México. De esa manera, tendremos un acercamiento a la realidad objetiva de nuestro país, a partir de esos indicadores. (Continuará…)
Recomendación
A continuación se enlistan tres video-documentales muy interesantes para que los vean nuestras(os) queridas(os) lectoras(es) de la columna invitada. Estos documentales versan sobre el desarrollo del estado de Baviera en el sur de Alemania, país que, ya se ha dicho previamente, es el más desarrollado del mundo y también es la economía más sólida de Europa. En los videos podrá verse su extraordinario nivel de desarrollo, así como la manera en que se han organizado para lograrlo. Los videos están en YouTube y son de acceso libre. ¡Disfrútenlos y coméntenlos!
1.- Das Leben in Bayern ist großartig (https://youtu.be/ZgGZIAw0Sp4)
2.- Baviera con Innovación al Éxito (https://youtu.be/amYMueTwlMA)
3.- Todos los Caminos llevan a Baviera (https://youtu.be/X11pKHPyfGo)