Columna invitada

El desempleo tecnológico en el siglo XXI (parte 2)

“La vida sólo nos pide hacer un progreso perceptible en un periodo de tiempo razonable”: James Emanuel Rohn


David Moisés Terán Pérez *

Buenos días estimadas(os) lectores de esta columna invitada. Extraordinario martes. Continuando con el tema iniciado la semana pasada, podemos retomar la idea de que el desempleo tecnológico es el fenómeno que se produce al introducir avances en las tecnologías de la producción y en la prestación de los servicios de/en las empresas, sustituyendo a los trabajadores por máquinas, y es potestad, tanto de las organizaciones como de los gobiernos, implicarse para que su impacto real sea el menor posible, en cuanto a la pérdida de empleos.

Las transformaciones disruptivas en el mundo del trabajo y de las tecnologías digitales, pueden provocar importantes desafíos a los responsables políticos y líderes empresariales, así como a los trabajadores. Las siguientes, son algunas de las políticas públicas que se recomiendan, para que los gobiernos en el mundo, las adopten para adaptarse a la Industria 4.0 (tema que ya se trató en esta Columna Invitada, en sagas anteriores), con los mejores resultados posibles.

Educación: es importante educar desde el nivel básico (en la escuela primaria) en temas tecnológicos relevantes, que van a formar parte, con el tiempo, de la vida adulta. En este sentido, los responsables políticos y educativos, deben hacer énfasis en optimizar las habilidades STEM (Science, Technology, Engineering, and Mathematics) básicas, a través de los sistemas educativos, haciendo hincapié en la creatividad y el pensamiento crítico y sistémico; fomentando asimismo el aprendizaje adaptativo; y el conocimiento, desarrollo y aplicación de las habilidades gerenciales y directivas. El desempleo tecnológico afectará principalmente a las personas de baja formación y cualificación, que desarrollan trabajos repetitivos, y que no se actualizan y se especializan en las nuevas tecnologías.

Atender las necesidades de la empresa privada, en las políticas gubernamentales: si el mundo empresarial es el motor económico de un país, lo responsable será escuchar sus demandas. Las empresas, hoy, se enfrentan a determinadas carencias en las habilidades que podrían solucionarse con un lugar de trabajo más adaptado para la tecnología. Si tuvieran un papel más activo en la educación y la capacitación, habría una mayor sinergia entre las políticas de los Estados, y las necesidades del mercado. Esto incluye que se escuchen las demandas del sector empresarial y tecnológico sobre las necesidades de los estudiantes, y el ecosistema educativo en general, desde el nivel básico, el medio superior y el superior.

Incentivos fiscales: mediante los beneficios fiscales y otros incentivos, los responsables de la formulación de políticas educativas y laborales, pueden alentar a las empresas a invertir en capital humano, lo que abarca la creación de empleo, el aprendizaje y la creación de capacidades, así como el crecimiento salarial, reduciendo el impacto del llamado paro o desempleo tecnológico (puede en el caso mexicano, utilizarse el Modelo Educativo Dual Alemán, ya descrito también en otra saga en esta Columna Invitada).

Incidir en el estado de bienestar: si la automatización (total o parcial) deriva en un aumento significativo del desempleo, o una mayor presión sobre los salarios, algunas ideas como la renta básica universal, las transferencias condicionadas y el refuerzo de la cobertura de la seguridad social o las prestaciones por desempleo, podrían ser consideradas como paliativo temporal de aquellas personas que requieren de tiempo para reeducarse y volver a insertarse al mercado laboral, con conocimientos, destrezas, habilidades y competencias nuevas y útiles, para las organizaciones del siglo XXI.

Estimular la creación de empleo: conviene acelerar la creación de puestos de trabajo en general, mediante el estímulo de la inversión en empresas. También acelerar la creación de puestos de trabajo digitales en particular, así como crear oportunidades digitales para obtener ingresos, para ello se deben explorar, por ejemplo, nuevas formas de iniciativa empresarial, y/o de unidades y modelos de negocio(s). Por ejemplo, la creación de tiendas efímeras o itinerantes (pop-stores) ubicadas en plazas comerciales, en donde se den a conocer productos, bienes y/o servicios a los clientes de una manera masificada y diferente a las que se ofertan en las tiendas convencionales. Eso requiere desarrollar ventaja competitiva, ventaja comparativa, y ventaja competitiva tecnológica.

Armonizar el trabajo de los humanos con los robots: humanos y máquinas deben trabajar en sintonía. Una mayor interacción entre humanos y robots incrementará la productividad; pero también demandará de habilidades diferentes (y, a menudo, más altas), nuevas interfaces tecnológicas, diferentes modelos salariales en algunos casos, y diversos tipos de inversiones de las empresas. Todo ello debe entenderse en su totalidad, para una armonización adecuada.

En resumen, resulta imprescindible que la sociedad (desde el sector público al privado, pasando por los consumidores) se prepare para los cambios tecnológicos que ya se están presentando en el orbe. Es preciso, entonces, adoptar “políticas revolucionarias, creativas y audaces”, que aseguren la igualdad de oportunidades, reforzando a largo plazo los beneficios económicos y vitales de las transformaciones técnicas. Un mundo nuevo exige de una política nueva. La pregunta interesante es la siguiente: ¿Está el gobierno mexicano, preparado para entender el mensaje, y afrontar el cambio tecnológico? (Continuará…)

* Ingeniero Mecánico Electricista por la UNAM. Maestro en Microelectrónica por la Université Pierre et Marie Curie de París. Maestro en Alta Dirección por el IPADE. Maestro en Ciencias de la Educación por la UVM. Doctor en Educación por la UPN. Académico en la UNAM por 30 años. Director de los Centros Autorizados de Servicio (CAS) en Hewlett-Packard de México. Líder de Proyecto Eléctrico en Siemens México. Autor de seis libros publicados por Alfaomega Grupo Editor. dmtp040964@gmail.com

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