Columna invitada

El arte del compromiso en el desafío de tener éxito

“Usted se convierte en lo que piensa la mayor parte del tiempo”: Brian Tracy


David Moisés Terán Pérez *


El compromiso significa crear un ambiente o un entorno lleno de energía para lograr los objetivos y las metas, tanto personales como organizacionales, y lo caracteriza el enfoque y el resultado. El enfoque se refiere a la manera en la que una persona “ve” las cosas (oportunidades y/o amenazas) y es el factor diferenciador de ver el entorno personal y organizacional. Mientras que el resultado es la manera de evaluar la actividad realizada mediante el seguimiento de un plan de acción. Sin embargo, el compromiso no es unidimensional, sino absolutamente multi-factorial.

Las personas en la práctica desean saber que sus contribuciones crean un efecto significativo o una verdadera diferencia. De igual manera, las personas anhelan tener un sentido de pertenencia; también desean ser parte de algo realmente grande e involucrarse en un viaje personal y/u organizacional lleno de significado (Jim Haudan).

Ahora, ¿por qué es un desafío tener éxito? Porque se requiere compromiso y disciplina para lograrlo. Amén de otras condiciones, como perseverancia, paciencia, actitud mental positiva, planeación, responsabilidad, criterio, sagacidad, valentía, entre muchas otras.

Existen seis requisitos para que el arte del compromiso se dé de manera efectiva:

Conectarse a través de imágenes y de historias

Es imposible pensar sin imágenes. La verdadera magia de usar metáforas en los negocios y en la cotidianidad es que éstas crean un lenguaje visual donde no existe. Por lo tanto, la visualización hace que sea relativamente sencillo pensar en términos de sistemas (un sistema es un conjunto de elementos o de componentes agrupados de manera lógica, con el objetivo de realizar una actividad o una tarea de manera efectiva).

También, la visualización crea simplicidad, hace que las personas piensen con profundidad y con un gran detalle, lo que permite desmenuzar las cosas a un nivel de entendimiento total del funcionamiento de todas sus partes.

Es decir, la visualización permite pensar en grande y de manera estratégica, mostrando el todo. Finalmente, la visualización conecta a las personas porque puede representar hechos y emociones al mismo tiempo, logrando conexiones no lineales; con lo que se logra aprender de muy diversas maneras, ya que las personas aprendemos mediante el uso de las siete inteligencias múltiples planteadas por Howard Gardner (lógico-matemática, kinestésica, musical, verbal, introspección, extroversión y medioambiental).

Crear imágenes agrupadas

¿Alguna vez ha estado usted en un restaurante o en su domicilio y ha solicitado urgentemente una servilleta adicional? ¿Por qué lo hizo? Seguramente tuvo un instante de inspiración, una idea que deseaba capturar primero para sí mismo y posteriormente mostrársela a alguien más. Empero, ¿por qué tenía que dibujar primero su idea? Porque de esa manera no perdería detalle(s) y podría conectar todos los elementos partícipes de esa idea.

Esa es la razón del porqué es tan importante crear iteraciones visuales entre usted y las personas con las que interactúa cotidianamente (familiares, clientes, amigos, colaboradores, jefes inmediatos, subordinados, etcétera). No se requiere ser un dibujante profesional para plasmar sus ideas en un papel; lo importante es establecer todos los elementos, junto con sus interconexiones. Crear imágenes y conectarse a través de ellas con otras personas, consolida ideas, propuestas y proyectos que pueden llevarse a la realidad y ser exitosos, reportando satisfacción e ingresos pasivos a quienes desarrollen el proyecto, la idea o la propuesta.

Creer en los líderes

Es realmente difícil lograr que la gente se comprometa de manera auténtica, si no existe integridad absoluta entre las personas. Esto significa que, como lo estableció Stephen Covey, “la verdad es la manera más poderosa de innovación e inspiración entre las personas y dentro de las organizaciones, y además es la máxima fuente de influencia”.

Entonces, para que exista compromiso de las personas involucradas en la realización de las acciones que permitan lograr los objetivos y las metas organizacionales, debe percibirse un entorno de absoluta confianza y respeto hacia el grupo y hacia quien(es) lo lidera(n).

Parece simple, pero no lo es. Hay una pérdida sistemática de confianza hacia/en los líderes porque se resquebrajan las lealtades, se percibe poco compromiso y hay una sensación de miedo absoluto para asumir responsabilidades y para la toma de decisiones. La gente no quiere “arriesgarse”, porque percibe que si lo hace y se equivoca no tendrá el respaldo del grupo y del líder. Hay mucho qué hacer al respecto para devolver la confianza en los grupos de trabajo y en las personas de manera individual, para que el compromiso y la integridad sean el antídoto para la apatía y la desesperanza.

Apropiarse de la solución

De manera innata, todas las personas (desde los niños hasta los adultos) desean resolver situaciones o problemáticas que requieren ser resueltas. El orgullo de resolver una problemática “por sí mismo(a)” es inconfundible. Sin embargo, ¿qué ocurre realmente en la práctica? Las personas dejan de ser participativas en la solución de problemas o de situaciones por el miedo (al fracaso, al rechazo, al ridículo e incluso al éxito).

Para lograr que a la gente le vuelva a interesar involucrarse en la solución de problemas en las organizaciones y en la cotidianidad se deben desarrollar entornos laborales, familiares, y sociales en donde se permita la libre exposición y expresión de las ideas, las propuestas y las soluciones, sin crítica y con absoluto respeto a la integridad de las personas. Parece simple (y lo es); empero, la dificultad estriba en que no se hace. Dar el crédito a quien(es) se apropie(n) de la solución de problemas será el primer paso para lograr en la gente el arte del compromiso.

Jugar todo el partido

En los deportes, del mismo modo que en los negocios y en la vida personal, la gente realmente desea ser partícipe del juego, no quiere simplemente ser espectador pasivo. Esto significa que las personas realmente desean la oportunidad de “jugar en un partido de verdad”, en donde puedan mostrar todo lo que pueden y saben hacer para contribuir a “la victoria”.

Tanto en la vida como en los negocios, todo funciona mucho mejor cuando los parámetros son claros para todos, se delinean los resultados que atribuyan la victoria, se conozcan las herramientas técnicas y tecnológicas para reunir y compartir la información disponible, y lo más importante es que todos están invitados a jugar.

Cuando todo lo anterior se logra, aflora el compromiso de los participantes y se establece el reto de obtener la victoria. Eso se materializa como el desafío de tener y lograr el éxito esperado. Y si se presentan retos adicionales durante la ejecución efectiva de las actividades, los involucrados bien liderados y comprometidos resolverán con holgura lo que se presente. Parece el Mundo Feliz de Aldoux Huxley, pero en la realidad es viable y factible lograrlo.

Practicar antes de actuar

Muchas empresas y personas están colmadas de historias de supervivencia, de cambio(s), transformacional(es) y/o de oportunidades “únicas” que no se aprovecharon. Sin embargo, cada una de esas historias empresariales y/o personales cuenta con un obstáculo común y consistente para lograr el éxito esperado.

Y ese obstáculo en el trayecto, consiste en cómo hacer que la gente entre en acción en áreas que no le son familiares y que les hace sentir incomodidad (estar fuera de su zona de confort). Entonces, ¿cómo lograr involucrar y comprometer a las personas para que tomen y asuman riesgos que sistemáticamente han evadido? La respuesta es reconocer que la mayoría de la gente requiere practicar en un entorno relativamente seguro antes de que quiera y pueda comprometerse entusiastamente en acciones que le hacen sentirse en riesgo personal y profesional.

En este caso, debe practicarse la visualización creativa junto con el apoyo (cuando sea posible) de simuladores y de asesoría personalizada, que hagan que los participantes se sientan confiados para asumir nuevas responsabilidades; así como nuevos retos y riesgos. Es decir, crear entornos amigables, confiables, libres de crítica y de estrés. De esa manera, el rendimiento de las personas comenzará a incrementarse, e inconscientemente, el compromiso crece.

En conclusión, puede decirse que el compromiso organizacional se refiere al grado de identificación y de pertenencia que un individuo tiene con una empresa. La relación entre empresa y colaborador es crucial para que todo funcione correctamente, por lo que una de las tareas más importantes de la empresa es lograr la gestión del compromiso. Continuará…

* Ingeniero Mecánico Electricista por la UNAM. Maestro en Microelectrónica por la Université Pierre et Marie Curie de París. Maestro en Alta Dirección por el IPADE. Maestro en Ciencias de la Educación por la UVM. Doctor en Educación por la UPN. Académico en la UNAM por 30 años. Director de los Centros Autorizados de Servicio (CAS) en Hewlett-Packard de México. Líder de Proyecto Eléctrico en Siemens México. Autor de seis libros publicados por Alfaomega Grupo Editor. dmtp040964@gmail.com

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