Columna invitada

Las 7 leyes mentales básicas en el desafío de tener éxito

Lo único que nos hace diferentes es la mente. Existen en la naturaleza, al igual que las leyes físicas, una serie de leyes mentales que debemos conocer para lograr el éxito


David Moisés Terán Pérez *


En este artículo comenzamos estableciendo que todas las personas somos seres mentales; el cuerpo solamente sirve para transportar la mente, de acuerdo con lo que establece Brian Tracy. Es decir, lo único que nos hace diferentes es la mente. Existen en la naturaleza, al igual que las leyes físicas, una serie de leyes mentales que debemos conocer para lograr el éxito. Estas leyes mentales son inexorables (que no se pueden evadir, como tampoco podemos evitar la ley de la gravedad). Dichas leyes son las siguientes:

La ley del control

Esto significa que, cuando una persona tiene el control de su vida, está en paz, tranquila, contenta, con serenidad, y puede tomar decisiones adecuadas debido a que su locus (lugar) de control es interno. Es decir, la persona tiene un control total con todo lo que ocurre a su alrededor (trabajo, familia, salud, finanzas, relaciones, etcétera), y eso le permite establecer sus objetivos, sus metas, su planeación, y lograr exitosamente lo que desea.

Mientras que una persona que siente que no tiene control sobre su vida (con un locus externo) está en desamparo total y depende de lo que otras personas decidan por ella. Esto quiere decir que su salud, sus relaciones, sus facturas, sus finanzas, su trabajo, sus circunstancias, etcétera, lo controlan, y por ende se siente triste, frustrado, enojado, cansado, fastidiado, de mal humor y sin ánimo.

Es por eso que las personas deben ser conscientes de dónde está su lugar (locus) de control (interno o externo), para que a partir de saberlo puedan reprogramarse (en caso de que su control sea externo) para lograr establecer su control interno y puedan desarrollarse satisfactoriamente en todos los ámbitos de su vida. El control comienza con la programación mental, luego con los pensamientos, de ahí pasa a los sentimientos, posteriormente a las acciones y finalmente a los resultados:

Programación mental → pensamientos → sentimientos → acciones = resultados

La ley del accidente

Esta ley establece que, al no planificar, se está planeando para el fracaso o para el fallo. Lamentablemente, la mayoría de las personas “funcionan” así. Son aquellas que dicen: “Es cuestión de suerte”, “de estar en el momento y en el lugar adecuado(s) para que las cosas ocurran”, o es “el destino”. Es decir, son las personas que esperan que las cosas sucedan, en lugar de hacer que sucedan las cosas.

Cuando se vive de acuerdo con esta ley del accidente, las personas dan vueltas como un barco sin timón y no son felices, no tienen paz interior y por consiguiente viven carentes de serenidad. Hay que salirse de esta trampa, porque de lo contrario siempre estaremos culpabilizando lo externo y no lograremos tener el control que se requiere para analizar-sintetizar-tomar decisiones en nuestra cotidianidad para lograr el éxito.

La ley de causa y efecto

Esta es la ley férrea del universo, y es la que nos da una sensación de control total de lo que nos ocurra porque estamos planificando para el éxito. Esta ley establece que los pensamientos son causas y las condiciones son sólo efectos. Entonces, para cada causa hay un efecto. Esto significa que nada ocurre por accidente; el fracaso no es azaroso, así como tampoco lo es el éxito.

Para el éxito o para el fracaso existe un acumulado de causas que derivan en ciertos efectos. Si queremos más éxito, debemos buscar las causas que lo desarrollan y multiplicarlas; mientras que, si estamos en una vorágine de fracasos, debemos conocer las causas para minimizarlas y de ser posible, eliminarlas. Conociendo y aplicando esta ley podemos tener una sensación de control total y absoluto de nuestras vidas, lo que nos lleva a lograr la serenidad y la paz que necesitamos. Esta ley es, entonces, muy importante.

La ley de las creencias

Esta ley establece que lo que una persona crea con sentimiento se convierte en su realidad, porque se está en concordancia con las auto-creencias. En palabras de Henry Ford: “Tanto si cree que puede, o cree que no puede; tiene usted razón”.

Tristemente, muchas personas desarrollan escatomas (puntos débiles) y debido a esto no ven las oportunidades que existen en la realidad. Entonces, debemos cambiar nuestras creencias para cambiar nuestra realidad. Las personas tenemos creencias auto-limitantes; es decir, pensamos que estamos limitados en ciertas áreas y que no podemos desempeñar ciertas acciones, funciones o actividades. Sin embargo, el talento está bien distribuido en todas las personas. Debemos entender que esas auto-limitaciones están sólo en nuestra mente. Y debemos iniciar la reprogramación mental para eliminar esas limitaciones.

La ley de las expectativas

Esta ley establece que lo que se espera es lo que se consigue o lo que se logra (son las expectativas sobre los resultados que uno tiene). Las expectativas tienen efecto sobre otras personas, sobre uno mismo y sobre las circunstancias. Una persona ganadora espera siempre ganar; por lo tanto, esta ley es muy importante desarrollarla.

Existen tres tipos de expectativas: las de nuestros padres, las de nuestros superiores y las propias. En el caso de las expectativas de los padres, es de esperarse que éstas hayan sido retadoras y demandantes para lograr desarrollar nuestras capacidades de iniciativa, responsabilidad, disciplina, autoconfianza, asertividad, entre otras. Pero, si lamentablemente tuvimos unos padres que tenían expectativas bajas o nulas hacia nosotros, habrá que reprogramar la mente para borrar esa información errónea y volvernos exitosos.

Las expectativas de los superiores son relevantes porque si esas personas confían en nuestras capacidades, destrezas, habilidades y conocimientos, podremos desempeñar nuestras funciones exitosamente; pero si se tienen superiores que no consideran que somos capaces de realizar nuestras actividades excelentemente, también tendremos problemas de ejecución efectiva de acciones.

Finalmente, las expectativas propias son las más importantes, porque son las que lograrán que nuestras creencias sean lo suficientemente asertivas como para incentivar las causas que nos proporcionen efectos altamente positivos y rentables. En conclusión, siempre hay que esperar lo mejor, tanto de uno mismo, como de las otras personas. Es una actitud de expectativas cumplidas o de auto-profecía.

La ley de la atracción

Esta ley establece que las personas somos un imán viviente y atraemos personas, circunstancias y hechos que están en armonía con nuestros pensamientos dominantes. Por eso es muy importante tener siempre pensamientos positivos y alejar la mente de los pensamientos negativos. Por lo que, al hacerse más prominente en el conocimiento y en el manejo de esta ley, debe tenerse cuidado de sólo atraer lo adecuado para lograr el éxito y evitar atraer lo que no se desea, alejando a las personas negativas.

La ley de la correspondencia

Esta ley significa que el mundo interior de una persona se corresponde con su mundo exterior. Por lo que, si una persona desea tener éxito, requiere cambiar su interior; y eso significa cambiar sus pensamientos (que es sobre lo único que se tiene control). Es decir, cambie sus pensamientos y cambiará su vida. Continuará…

* Ingeniero Mecánico Electricista por la UNAM. Maestro en Microelectrónica por la Université Pierre et Marie Curie de París. Maestro en Alta Dirección por el IPADE. Maestro en Ciencias de la Educación por la UVM. Doctor en Educación por la UPN. Académico en la UNAM por 30 años. Director de los Centros Autorizados de Servicio (CAS) en Hewlett-Packard de México. Líder de Proyecto Eléctrico en Siemens México. Autor de seis libros publicados por Alfaomega Grupo Editor. dmtp040964@gmail.com

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