Columna invitada

Miedo en el ámbito laboral (miedo absoluto)

• En la oficina moderna, al igual que en los viejos campos de concentración, sólo sobreviven los peores, los que sucumben ante el adormecimiento ético y la razón arrogante


Verónica Bracho Alburquerque *

Estimados lectores, los saludo como cada 15 días y en esta ocasión platicaremos sobre un miedo muy especial, un miedo social que enmudece nuestro actuar diario sin percatarnos de ello, por ser parte de la maquinaria social enajenante a la que todos pertenecemos: el miedo al mundo laboral.

Este interesante tema lo aborda de una manera excepcional el sociólogo, filósofo y periodista mexicano José Luis Trueba Lara, quien en su libro “Miedo absoluto” nos describe lo rudo, lo enredado y las maquiavélicas formas de trabajo que se presentan tanto en México, como en el mundo.

Trueba Lara hace una interesante comparación de los campos de exterminio de las devastadoras guerras, con los ambientes de trabajo (y viéndolo fríamente, no exagera). En el espacio del trabajo, le marcan a uno desde la vestimenta, la forma de hablar, de conducirse, de actuar y hasta de pensar, dejando de lado la individualidad, la creatividad, y el ser uno mismo, pues el hacerlo provoca la desconfianza ante los superiores y por lo tanto se acerca el directo e inminente despido.

Esta “cárcel” representa, contradictoriamente la aspiración de entrada para todos los jóvenes y personas maduras, pues irónicamente es el camino que se tiene para adquirir la sobrevivencia económica y alcanzar con el tiempo y el “perfeccionamiento” un estatus social ante quienes nos rodean.

Este excelente crítico desentraña las situaciones de humillación que un colaborador debe tolerar para mantener su empleo; desde adueñarse de su tiempo (como si no tuviera vida personal), hasta el trato majadero que muchos jefes tienen con sus subalternos, así como la explotación laboral, los sueldos bajos y la continua tensión de un despido justificado o injustificado; pasando en extremos con acosos y abusos sexuales.

Las situaciones laborales han ido a tales extremos, que la preocupación de los dueños y jefes es exclusivamente el generar ventas y ganancias, creando un régimen de terror generalizado: “El miedo absoluto”.

Y cuando la persona se encuentra en el otro extremo (que es el desempleo), es sumamente desolador y preocupante que los jóvenes egresados de universidades y los mismos adultos aceptan cualquier tipo de trabajo, así sea en malas condiciones de infraestructura y/o de higiene; así sea extenuante, humillante o envilecedora; sea como sea, se termina aceptando por la misma necesidad de sobrevivir.

Por otra parte, se ha educado en los últimos siglos ideológicamente para estudiar y conseguir un empleo que sea el sostén de por vida, y para ello se tiende a acceder a escalar dentro de una empresa o institución; y al consumismo constante (que es otro tema para tratar posteriormente), lo que ha creado que el trabajo sea lo más sagrado y respetado, colocado jerárquicamente arriba de nuestros seres queridos, e incluso arriba de uno mismo.

Como puede apreciar estimado(a) lector(a), es un laberinto sin salida que, como menciono al inicio del artículo, forma parte de la administración, la burocracia y los intereses monetarios. Una situación muy compleja a nivel mundial que ha creado la desigualdad social, las enfermedades emocionales y el aniquilamiento humano, añadiendo la misma complejidad del comportamiento humano.

Y termino este miedo con esta cita textual de Trueba Lara:

En la oficina moderna, al igual que en los viejos campos de concentración, sólo sobreviven los peores, los que sucumben ante el adormecimiento ético y la razón arrogante. No hay espacio para la inteligencia, la rebeldía o la entereza moral. Una vez que el prisionero es presa del miedo absoluto (el miedo al despido, a la supuesta “mediocridad” de ser desempleado, a la pérdida del estatus), y ha sido devorado por el envilecimiento, puede participar plenamente en la lucha por la sobrevivencia, aquella marcada por las palabras: “Productividad”, “crecimiento”, “asertividad” y “pertenencia”.

Y con ello, dando paso al mundo real…

Referencia:

Trueba Lara., José Luis.   Miedo Absoluto.  Editorial Taurus. 2013.

* Socióloga y M.C.E.

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