Columna invitada

Ni “chapulines” ni asaltos en Morena; Pablo Vargas va por Pachuca

La nominación del académico como aspirante a la alcaldía capitalina devuelve el ánimo a los morenistas “de a deveras”


Pánfilo Pérez

Sueños que se acrecientan, reivindicaciones de las bases, chapulines que toman fuerza, estrellas que se apagan e imposiciones que deslumbran son parte de cada proceso electoral en nuestro país y, claro, en el estado.

Morena, que en la pasada elección se llevó de calle el Congreso local, hoy se desgarra en sus luchas intestinas y la presencia a su interior del Grupo Universidad, que hizo a un lado a la base militante, a sus fundadores, dejándolo medio muerto, dividido en esta elección y con casi nulas posibilidades de repetir la historia, claro está, con la complicidad de sus dirigentes.

Y en estas luchas intestinas la nominación en joya de la corona, Pachuca, devuelve el ánimo a los morenistas “de a deveras”. Pablo Vargas sería el ungido, bien visto por propios y extraños, dejando en el camino a dos ex priistas y un multicolor, un eterno suspirante que ya también ha vestido otras camisetas, significándose además como la ruptura con los sositas, pues él mismo ha sido víctima de los atropellos del grupo que hace y deshace en la casa de estudios.

El académico e investigador, pachuqueño de nacimiento, conocedor de la ciudad y sus problemas por su vivencia en la Bella Airosa, de sus barrios y colonias, es bien visto por las bases y los simpatizantes, y por muchos otros pachuqueños también. Es pues, el candidato más congruente con los principios del partido y con lo que hoy buscan los ciudadanos.

Licenciado en derecho, maestro en sociología, doctor en ciencias sociales, postdoctor en estudios latinoamericanos, investigador nacional con especialidad en administración pública, gestión pública, políticas públicas, transparencia, activista defensor de los derechos humanos, escritor, profesor en la Universidad de la Ciudad de México, suma a sus cartas credenciales de presentación un atributo mayor: el reconocimiento social que tiene por su origen, su procedencia, amén de ser un conocedor de su tierra natal.

Y si a ello sumamos además su congruencia ideológica, que no es chapulín ni saltimbanqui, entenderemos por qué le vuelve el color a Morena y por qué se pusieron muinos, pálidos, desencajados y molestos, los Canek Vázquez, Francisco Berganza, José Luis Lima y creemos, en menor medida, Navor Rojas; sobre todo el primero, que “echando mano a sus fierros” hoy quiere apelar y pelear el registro que creyó siempre suyo, o el cantante que gusta mucho de inventar lazos o intereses sentimentales a sus adversarios cuando se ve perdido, y de decirse siempre en mejor posición en las encuestas.

El camino no será fácil, estará lleno de piedritas y obstáculos, amén de que no se puede olvidar la deshonra y el daño que causó y causa a Morena la actuación de los diputados universitarios, ni menos pueden dar por muertos a los contendientes de los otros partidos, a pesar de que ellos también peleen con sus propios demonios.

El PRI va con Sergio Baños, quien no la ha visto consigo en pasadas elecciones, y a quien se le mira como mala señal al interior del tricolor, pues no se entiende a bien por qué dejar en el camino al ex secretario del Medio Ambiente, Benjamín Rico, reconocido con mayores posibilidades, y de quien se dice “del plato a la boca, se le cayó la sopa”.

Y en una mirada a los otros institutos políticos, no se ve rival que de verdad pese. Del PRD, Isidro Pedraza no tendría nada que hacer ya. Solo y con su alma iría contra él mismo, pues no contará con los pocos o muchos activos perredistas que aún tiene el profe Guadarrama, cuyo yerno será quien abandere al PAN en busca de la misma alcaldía.

El joven empresario Andrés Chávez no sólo contendrá con los grupos antagónicos al interior de Acción Nacional, que pugnaban por Gloria Romero, sino contra el descrédito de su partido, que deja un mal sabor de boca entre los pachuqueños por la administración fallida de Yolanda Tellería, además de la división notoria del PAN en Hidalgo en la lucha de los grupos por el poder.  

Se llegó el día y, aunque no se conoce bien a bien quiénes son los “suspirantes” registrados ante el Instituto Estatal Electoral en Hidalgo (IEEH) para estar en las boletas que definirían a los 84 nuevos alcaldes en la votación prevista para el 18 de octubre, si no se da un nuevo aplazamiento, hay nombres que hablan en todos los tonos y en todos los sentidos, esos que tanto nos gustan a quienes escribimos de “polaca”.

Pero desde hoy se habla ya de uno entre los pocos candidatos de lujo que tendrían los morenos en esta elección. Pablo Vargas González va por Pachuca.

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